De acuerdo con la investigación, Édgar Dávalos habría provocado la muerte de su esposa Marina Benítez por asfixia mecánica tras una discusión.
El acusado, presuntamente, presionó con su cuerpo el torso de la víctima, bloqueando sus vías respiratorias mediante compresión toracoabdominal.
Luego del crimen, el acusado, según la investigación fiscal, intentó simular un suicidio al informar a la Policía que encontró a la mujer colgada con una sábana.
Sin embargo, los resultados de la autopsia realizada por la Dirección de Medicina Legal y Ciencias Forenses descartaron la versión del hombre.
El informe reveló hematomas en el muslo izquierdo, una escoriación lineal en el cuello, edema y hemorragia alveolar en los pulmones, todos signos compatibles con asfixia por sofocación.
Además, se confirmó que el cuerpo no presentaba características propias de una muerte por ahorcamiento.
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El fiscal sostuvo que una fuerza externa impidió los movimientos respiratorios normales de la víctima, lo que le causó la muerte.
A las pruebas científicas se sumaron declaraciones de testigos claves, como la madre de la víctima y su jefa directa, quienes aseguraron que Marina sufría violencia física y sicológica por parte de su esposo.
Según relataron, Dávalos rompía reiteradamente el teléfono celular de Benítez, en un contexto de control y maltrato constante.
Con base en las pruebas recabadas, la Fiscalía concluyó que no se trató de un suicidio, sino de un feminicidio, y solicitó al juez penal de garantías Amílcar Marecos la elevación de la causa a juicio oral.