Robert Figueredo
CAAGUAZÚ
A punto de cumplir 109 años, don Virgilio Dávalos es el único veterano de la Guerra del Chaco con vida en la ciudad de Coronel Oviedo.
Pese al paso del tiempo, los achaques de andar con más de un siglo encima y haber pasado una etapa de su juventud en el “infierno verde”, a don Virgilio se lo ve muy lúcido y fuerte.
Sentado en la sala de su casa, rodeado de sus familiares y allegados, relató a ÚH desde cómo llegó a alistarse en el Ejército paraguayo hasta las vicisitudes de cómo fue la recuperación del Fortín Boquerón, a 91 años de aquella contienda bélica contra las Fuerzas Armadas de Bolivia.
Recuerda como si fuera ayer esa batalla, de la cual formó parte con tan solo 17 años de edad. En efecto, contó que junto con un compañero de colegio decidió dejar sus estudios –en su natal Villarrica– para integrar el contingente militar que se proponía recuperar esa parte del territorio chaqueño que había sido invadido por los bolivianos.
“Éramos jóvenes paraguayos, entre 17 y 30 años, los primeros en alistarnos para la guerra”, rememora don Virgilio, quien el 9 de octubre próximo sumará un año más a su dilatada vida.
De voz potente y hablar pausado, don Virgilio rescata de su prodigiosa memoria lo que fue Boquerón y mientras narra no oculta la gran emoción que le invadió al recordar el coraje y arrojo del soldado paraguayo que –según sus palabras– no escatimó esfuerzo para defender los intereses de la Patria.
Es que él participó de esa primera gran victoria del Ejército paraguayo, donde cientos de jóvenes soldados perdieron la vida en el fragor de la batalla.
Valoró la inteligencia del comandante José Félix Estigarribia para recuperar Boquerón luego de 20 días de intensa lucha. “Nuestro comandante Estigarribia se dio cuenta que de frente no podíamos pasar la trinchera boliviana. Entonces cambió de estrategia y tuvimos que rodear para cortar el suministro de logística y la comunicación”, explica orgulloso de haber sido comandado por Estigarribia.
La alegría tras la toma del Fortín Boquerón se apoderó del ejército nacional. Don Virgilio suscribe que esa victoria puso en valor al soldado paraguayo y significó una “inyección anímica” frente a un ejército enemigo que entonces contaba con mayor capacidad de fuego.
Los bolivianos habían construido trincheras fuertes y seguras. “Estaban hechas de estaquilla trenzada con alambre de púa a 3/4 de altura. No había forma que entremos de frente o de costado. El Coronel Estigarribia encontró la forma de conquistar Boquerón cambiando la forma de atropello”, resalta.