15 oct. 2025

Es vergonzoso el tráfico de documentos para delincuentes

Para los paraguayos y paraguayas realizar un simple trámite de renovar el documento de identidad o el pasaporte puede convertirse en un verdadero contratiempo. Como país, resulta no solo lamentable, sino una vergüenza que para los delincuentes nunca haya constituido esto una dificultad. La corrupción ha hecho posible que una interminable lista de un variado tipo de delincuentes hayan podido acceder a una cédula o pasaporte del Paraguay, por eso, las roscas mafiosas que operan en las instituciones deben ser combatidas.

El Departamento de Identificaciones de la Policía Nacional es un tema permanente de reclamos ciudadanos. Son comunes y hasta un verdadero clásico informativo para los medios de comunicación reportar sobre las largas filas de ciudadanos que realizan gestiones y presentan sus airados reclamos. Identificaciones también cuenta con su propia “hora pico”, en verano y en tiempo de vacaciones cuando la población llega para hacer algún trámite, esa es la temporada en que las filas se vuelven interminables y la gente aguanta bajo el sol, sin agua y sin asientos. Mujeres embarazadas, niños y ancianos, todos padecen la falta de comodidades y de gestión.

No obstante, un segmento poblacional no tiene inconvenientes para obtener cédulas de identidad y pasaportes: Los delincuentes. Como viene reportando un trabajo periodístico de ÚH, una verdadera rosca mafiosa facilita documentos con contenido falso a peligrosos criminales, pese incluso, a contar con órdenes de captura a nivel internacional.

La investigación de ÚH puso en evidencia la corrupción al exponer la expedición de una cédula duplicada del líder del Primer Comando Capital (PCC), Antonio Ranier Amarilha, ciudadano brasileño; uno de los documentos paraguayos es apócrifo y el otro lleva su nombre real, pero sin antecedentes. Esto sucedió a pesar de que el mismo es requerido por la Justicia brasileña, con condenas que alcanzan casi los 50 años de prisión, incluidas tres por delitos como tráfico internacional de armas y drogas. El criminal consiguió dos cédulas de identidad paraguaya, según consta en el sistema informático del Departamento de Identificaciones, y por este caso han sido sumariadas al menos cuatro funcionarios.

Las fuentes de ÚH señalan que Ranier Amarilha había pagado entre 15 mil a 20 mil dólares para la obtención de su documentación paraguaya con contenido falso.

Lamentablemente, este no es el primero ni único caso, además del líder del PCC, hubo otros peligrosos criminales que obtuvieron sus cédulas de identidad paraguaya de manera irregular.

En 2021, fue detenido en Panamá Ron Gamliel, quien se desempeñó por 28 años como ejecutivo de una famosa cadena de hoteles en Paraguay, cuando su identidad real es Yossi Ben Ari, un israelí buscado por tráfico de drogas, quien se había establecido como ciudadano paraguayo.

Otro caso, en 2017, Marcelo Pinheiro, alias Piloto, fue detenido por la Senad; este cabecilla del Comando Vermelho, uno de los más buscados del Brasil, también contaba con varios documentos paraguayos a nombre de Marcos Lopes Correia. Piloto confesó que pagó de USD 10.000 por el documento que le permitía circular tranquilamente en Paraguay. En 2016 fue detenido el argentino Ibar Pérez Corradi, con documentos paraguayos por los que había pagado USD 200.000. Y, antes de eso, en 2014, fue capturado el ex médico Roger Abdelmassih (Doctor Horror), condenado a 278 años de prisión por abusar de sus pacientes; él también contaba con cédula paraguaya, al igual que el prófugo caponarco uruguayo Sebastián Marset.

Finalmente, debemos mencionar el mediático y vergonzoso caso del astro brasileño Ronaldinho Gaúcho, quien en plena crisis de la pandemia estuvo 171 días detenido en Asunción. Llamativamente, la empresaria Dalia López, quien había gestionado la llegada del futbolista, y señalada como la persona que facilitó los documentos, nunca pudo ser hallada por la Policía.

Este relatorio representa los niveles de corrupción y también de impunidad con que están inficionadas nuestras instituciones, un contagio que no ha sido combatido y, por ello, se ha profundizado.

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