Solo faltan doce años para que la capital del país cumpla 500 años. Si observamos el estado en el que se encuentra nuestra querida ciudad de Asunción, deberemos admitir irremediablemente que nunca antes se la vio tan sucia, fea y abandonada. Castigada por una de las peores administraciones municipales de su historia, necesita con urgencia planes que resuelvan sus graves problemas: El caos en el tránsito, los embotellamientos permanentes, la sucie- dad, los baches, recolección de residuos y la falta de espacios públicos verdes.
Fundada en 1537 por Juan de Salazar, Asunción fue conocida una vez como Madre de Ciudades, pues de aquí partieron expediciones para fundar Buenos Aires, Corrientes, Santa Fe, Concepción del Bermejo; Santa Cruz de la Sierra y otras ciudades. La que llegó a ser el centro de una provincia hoy quizá no pueda reconocerse a sí misma.
Su triste presente de patrimonio arquitectónico destruido por el abandono; veredas rotas y sucias, caos en el tránsito, ausencia de espacios verdes para el esparcimiento ciudadano que contrasta con la sobrepoblación de estaciones de servicio y, por supuesto, su grave situación financiera, conforman el contexto en el que Asunción celebrará sus 500 años dentro de doce años.
Pese al infortunio, hay una luz de esperanza. Se trata de la organización que deberá coordinar la celebración de los 500 años, la cual buscaría unir el trabajo de diversas instituciones, con el objetivo de transformar la ciudad, a través de la renovación de sus espacios públicos. Todo apunta a revitalizar la ciudad de cara a los festejos que se realizarán en el 2037, y el plan giraría alrededor de un Plan Maestro de Asunción, un proyecto urbanístico que se enfocaría en “proyectos emblemáticos para construir una ciudad a largo plazo”. Esperamos todos que esta vez se hagan realidad.
No se puede pasar por alto, sin embargo, el escepticismo de la ciudadanía, quien ya ha visto numerosos proyectos quedar en el olvido. Esta vez, sin embargo, es necesario el éxito, pues nuestra capital requiere con urgencia una revalorización, algo más que solo un lavado de cara.
Esperamos que dos proyectos que ya están en marcha lleguen a buen término: El Centro Cultural del Puerto de Asunción, que podría dinamizar la vida cultural y conectar a Asunción con el río Paraguay; y por parte de la Administración Nacional de Electricidad proseguir con las obras de cableado subterráneo que iniciaron a lo largo de la calle Palma, que continuarían alrededor del Centro Histórico. Es importante la intervención de sitios emblemáticos como la Catedral, el edificio de La Recova, la Casa de la Independencia, el Palacio Patri y la que fuera la casa de la abogada feminista Serafina Dávalos.
Como publicaba recientemente ÚH, está en marcha una licitación pública para el proyecto que tiene el objetivo de recuperar y modernizar los principales espacios públicos y reconstruir el corredor cívico Paraguayo Independiente del microcentro.
Como anunció Obras Públicas, la primera fase se concentrará en la calle El Paraguayo Independiente y en el conjunto de plazas de El Cabildo, la Plaza de los Desaparecidos, la Plazoleta Isabel La Católica, la Plaza Uruguaya y calles aledañas, previéndose la repavimentación de calzadas y veredas unificadas, el soterramiento de redes eléctricas y de telecomunicaciones, mejoras en agua potable, drenaje pluvial y cloacal, y la instalación de luminarias led con cableado subterráneo.
El anhelo seguirá siendo que Asunción pueda recuperar no solamente los 1.200 edificios y viviendas en estado de abandono en el Centro Histórico, sino que sobre todo, pueda recuperar su población. Como es bien sabido, los asuncenos han preferido en las últimas décadas mudarse bien lejos, porque a pesar de su inmejorable ubicación tan cerca del río, es una ciudad cara que no ofrece ni servicios adecuados, ni transporte ni seguridad.
Para que eso sea posible, y para que los 500 años de nuestra capital sean una fiesta, debe haber un verdadero esfuerzo del gobierno central y del municipal para revitalizar la ciudad. Que Asunción vuelva a ser una ciudad que está pensada en la gente, rediseñada para el peatón, los niños, los ciclistas, las familias, con espacios verdes públicos para la ciudadanía y que asegure buenos servicios y seguridad para sus habitantes y los visitantes.