El único que se mostró alegre fue el abdista Martín Arévalo, quien calificó al nuevo ministro como un “excelente funcionario de carrera”.
El liberal Amado Florentín mencionó como antecedente el polémico caso del acta de Itaipú, en el que González tuvo participación.
Patrick Kemper, de Hagamos, cree que dará un refresco al Gobierno.
Para Hugo Richer, del Frente Guasu, se trata de gente nueva para administrar más de lo mismo.
Jorge Querey, de su mismo sector, manifestó que los cambios se deben dar por necesidad de un giro a la gestión de un presidente.
“Los cambios deberían ser para mejorar la gestión. Esperemos que los siguientes sean decisiones más acertadas”, dijo Florentín.
“Ojalá los resultados reflejen a expectativa, sin opinar en particular sobre nadie todavía”, agregó Kemper.
“Mario Abdo a mitad de su mandato, evidentemente lo que quiere es hacer un maquillaje, renovar la cara del gobierno con nuevas personas”, refirió Richer.
“Eso no le va a durar mucho tiempo. Si no hay cambios reales en la política económica y social, si su visión de la situación es lo que dijo el otro día, que el Paraguay es el que más creció en la región, no tiene dimensión de la crisis y el impacto”, dijo.
Alegó que se desconoce sobre nuevas estrategias desde el punto de vista social y económico, y que el presupuesto recae sobre instituciones vinculadas al tema social, y que además se habla sobre la posibilidad de nuevos préstamos.