21 mar. 2025

‘‘En ocasiones opté por el silencio, pues algunas críticas carecían de sustento’’

El ex rector de la Universidad Católica de Asunción, Narciso Velázquez, habló de la reestructuración que lideró al frente de la institución educativa y del impasse con los gremios de docentes y trabajadores.

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Polémico. El ex rector de la UCA, Narciso Velázquez, dejó el cargo tras 10 años.

DARDO RAMÍREZ

El pasado jueves, el Pbro. Narciso Velázquez dejó de ser el rector de la Universidad Católica tras dos periodos de gestión (2015-2025). Blanco de críticas y cuestionamientos por su postura ante la crisis que causó el supuesto acoso sexual de un docente a una alumna, las denuncias de persecución de parte de trabajadores y docentes de la institución, el sacerdote en esta entrevista afirmó que gestionó las situaciones con prudencia y buscando consensos para no afectar la misión de la universidad.

–¿Cuál fue el principal desafío al asumir el cargo de rector?

–Quiero encuadrar esto dentro de una exigencia que nos vino desde la misma universidad. En 2014, la universidad promulgó un nuevo estatuto que revisó su estructura y la adecuó a las exigencias del país en materia de educación superior. La Ley 4995, aprobada en agosto de 2013, creó el Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) y estableció normativas para la educación superior, exigiendo que todas las instituciones ajustaran sus estatutos a estas nuevas reglamentaciones.

–¿Qué cambios estructurales trajo consigo la implementación del nuevo estatuto?

–Uno de los cambios principales fue la readecuación de las sedes de la Universidad Católica, ya que el Cones prohibió las llamadas “aulas extensivas”, que permitían abrir aulas fuera de la sede sin importar la distancia. La universidad ya tenía una estructura regionalizada, pero fue necesario reorganizarla y establecer un modelo en el que la institución operara como un todo unificado, con los mismos estándares de calidad en todas sus sedes.

A partir de 2015, trabajamos en un plan estratégico institucional para cumplir con los nuevos reglamentos. Uno de los cambios más importantes fue la creación del catastro de ofertas académicas, ya que Paraguay no contaba con un registro de este tipo. También nos enfocamos en las exigencias de acreditación y actualizamos nuestra infraestructura edilicia y tecnológica, además de fortalecer el plantel docente. Analizamos nuestra oferta académica desde 1960 hasta 2015 y la renovamos para adecuarnos a las nuevas exigencias.

–¿Cómo está hoy la institución?

–Actualmente, somos la universidad con mayor cantidad de carreras acreditadas, tanto en grado como en posgrado. En el área de salud, contamos con la mayor cantidad de especialidades médicas acreditadas. Además, tenemos acreditaciones regionales como ARCU-SUR, lo que otorga validez internacional a nuestros títulos.

Recientemente, la universidad firmó un convenio con un hospital universitario en Alemania. Este convenio permite un intercambio académico entre estudiantes de medicina. A partir de 2026, 15 estudiantes alemanes vendrán a estudiar en la Universidad Católica, y 15 paraguayos podrán cursar el primer año de medicina en Alemania. Este acuerdo refuerza nuestra proyección internacional y consolida nuestra excelencia académica.

–¿Cuál fue el evento más significativo?

–El encuentro con el papa Francisco fue una experiencia muy significativa. Recibimos el anuncio de la visita del Papa en julio de 2015, pocos meses después de iniciar nuestra gestión. Nos pidieron organizar el encuentro con la sociedad civil, lo que nos permitió interactuar con diversas organizaciones de la sociedad paraguaya, incluyendo grupos que trabajan con niños, jóvenes, adultos mayores, pueblos indígenas y campesinos. Esta apertura reforzó nuestro vínculo con la comunidad y nos permitió identificar mejor las necesidades del país.

–Su gestión fue muy criticada por los gremios.

–Cuando uno tiene la función de dirección de una institución, el referente principal es el ámbito normativo y legal. Este exige determinadas cuestiones y, por tanto, es nuestra responsabilidad encontrar la manera de que ese marco normativo ayude a alcanzar los objetivos de la institución. A veces, esto implica revisar tareas y modificar ciertos procedimientos, lo que puede generar reclamos por parte de quienes buscan un mayor acceso a oportunidades.

Es un desafío balancear prioridades y urgencias. Me gusta usar la analogía de la navegación: El mar no siempre está en calma, pero lo importante es llegar a puerto. Durante mi gestión, hubo reclamos de estudiantes, docentes y funcionarios, algunos públicos y otros internos. En los momentos de mayor tensión, siempre buscamos mantener la mejor actitud para que la institución pudiera continuar con su travesía.

–Frente a reclamos y escándalos usted se llamó a silencio...

–Vale decir para mí, pesa mucho el hecho de ser sacerdote y estoy puesto en una misión encomendada por mis superiores, quienes evalúan si soy apto para una tarea determinada. Como en la naturaleza, algunos árboles resisten los vientos y otros caen. En relación a esta analogía, pues también los superiores evalúan a ver si es que lo que estamos haciendo corresponde que continúe o no la misión.

Durante mi gestión, me apoyé en el consejo de gobierno de la universidad y en instancias de diálogo con quienes presentaban reclamos. En ocasiones, opté por el silencio porque algunas críticas carecían de sustento y responderlas solo hubiese generado una mayor dispersión del enfoque. La sobreexposición también implica un desgaste personal y emocional, lo que puede afectar la capacidad de análisis y toma de decisiones.

–¿Esto lo afectó?

–Lo que más me afectó fue cuando los estudiantes se vieron perjudicados por situaciones colaterales en su aprovechamiento académico. Sin embargo, la universidad es, por definición, un espacio de discusión. Lo importante es moderar el tono de esos debates para llegar a consensos o, al menos, a acuerdos que permitan la continuidad de la institución sin afectar a estudiantes ni funcionarios.

La universidad no solo es un centro de formación, también es un empleador de gran envergadura, por lo que se debe velar por la estabilidad laboral de quienes trabajan en ella.

–¿Qué queda pendiente?

–La Universidad Católica se propuso, desde hace años, concretar un gran hospital escuela. Aunque hoy contamos con un hospital universitario, este debe expandirse para responder a las demandas actuales en salud y educación médica. Espero que este proyecto se materialice pronto para que nuestros futuros profesionales de la salud tengan un espacio de práctica adecuado.

Asimismo, deseo que la universidad siga formando profesionales con un alto compromiso ético y social.

Más que hablar de lo que aporté, quiero destacar lo que recibí: El privilegio de conocer a muchas personas comprometidas con la educación en Paraguay y en el mundo. La universidad no puede estar aislada de la realidad de su pueblo. No se trata solo de impartir clases, sino de hacer que las aulas respiren la realidad social.

Valoro también el rol de los medios de comunicación, pues tienen la tarea de adentrarse en temas complejos y formar opinión. Ojalá la academia y medios trabajen juntos para visibilizar los desafíos, propuestas y carencias que debemos abordar como sociedad.

La sobreexposición también implica desgaste personal y emocional, lo que puede afectar la capacidad de análisis y toma de decisiones.

Me permití estos 10 años de rector conocer tanta gente buena que trabaja en el mundo educativo, docentes, rectores. Narciso Velázquez, ex rector.

Perfil Pbro. Narciso Velázquez
Es doctor en Derecho Canónico por la Universidad Gregoriana de Roma, Italia. Es docente universitario y con trabajo pastoral como párroco del Santuario del Perpetuo Socorro, además de su función de vicario de Asuntos Económicos de la Arquidiócesis de Asunción, y fue presidente del Consejo Nacional de Educación Superior (Cones) en representación de la Universidad Católica. Como rector culminó dos periodos.

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