El padre Medina dejó un vacío profundo en el corazón de la comunidad concepcionera, donde fue más que un líder espiritual, fue un ser querido, apreciado y respetado.
Los seres queridos y la comunidad se reunieron ayer en el velatorio para rendir homenaje en la casa familiar ubicada en el barrio Itacurubí.
El velatorio se convirtió en un encuentro para compartir anécdotas, rezar juntos y expresar el profundo agradecimiento por la vida de servicio del padre Alfredo. Los residentes de Concepción se preparan para brindar un adiós lleno de respeto y amor a quien dejó huella en sus vidas.
Mañana, la comunidad salesiana se vestirá de luto para acompañar el cortejo fúnebre que llevará al padre Medina a su última morada en el Cementerio de los Salesianos, ubicado en la parroquia Domingo Savio de Asunción.
Más allá de su vocación religiosa, el padre Medina fue un talentoso escritor literario que dejó un legado en forma de poemas, reflejando su profunda conexión con la espiritualidad y la creatividad. Sus escritos perdurarán como testimonio de su alma sensible y su contribución al mundo de las letras.
Con la partida del padre Alfredo Medina Molina, Concepción pierde no solo a un líder espiritual, sino a un ser humano excepcional cuyo impacto trasciende las fronteras de lo religioso. Su memoria vivirá en los corazones de aquellos que tuvieron el privilegio de conocerlo y ser guiados por su sabiduría y compasión. JR