Luego de una violenta discusión en Palacio –presuntamente acerca de las empresas que se beneficiarían con la construcción de un tercer puente con Brasil sobre el río Paraná–, Lino Oviedo se acuarteló en la Caballería y exigió la renuncia de Wasmosy, amenazando con sacar los tanques a la calle.
El Paraguay vivió tres días de zozobra. Miles de ciudadanos –especialmente jóvenes– se congregaron en las plazas del Congreso y se pintaron las caras con colores de la bandera, exigiendo cárcel para Oviedo.
Tras una intensa negociación, de la que participó el ex presidente colombiano y entonces secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), César Gaviria, se logró un acuerdo: Oviedo iba a deponer su intención golpista y aceptaría su pase a retiro como general, a cambio de ser nombrado ministro de Defensa en el gabinete de Wasmosy.
Wasmosy se refugió una noche en la Embajada norteamericana y llegó a redactar su renuncia, pero al sentirse respaldado por la movilización ciudadana y la presión internacional, tras el primer intento de nombrar a Oviedo ministro de Defensa, finalmente, se animó a pasarlo a retiro y a sacarlo del Gobierno, pero no se atrevió a procesarlo.
Este es uno de los momentos históricos que recuerda Última Hora en su revista especial publicada el 8 de octubre por su aniversario 45.