27 jul. 2024

El diputado violento que se vende como víctima

Lejos de reconocer su violento comportamiento y pedir disculpas a las periodistas Rocío Pereira y Fiona Aquino, el diputado cartista Yamil Esgaib se justificó con argumentos que luego repitieron sus colegas en plena sesión de la Cámara Baja.

En ese momento se trataba un nuevo pedido de suspensión en su contra, pues antes ya había sido sancionado con 30 días sin goce de sueldo por la violencia que ejerció contra diputadas de la oposición.

Llegó a desacreditar en varias ocasiones las posiciones de las legisladoras y se dirigió especialmente a Rocío Vallejo, a quien le señaló una amenaza de “romperle la boca”, además se refirió a la discusión sobre los feminicidios como una pavada.

Todos estos episodios hicieron que se lo catalogara en el perfil de un hombre violento, ese mismo que agrede en público y que hace preguntarse qué es capaz de hacer entre cuatro paredes.

A pesar de su reincidencia y haber avanzado hacia una violencia física hacia las mujeres cuando cerró la puerta por los brazos de las comunicadoras asignadas al Senado, su sector político lo defendió. Entre los colorados que hicieron uso de la palabra estuvieron Derlis Rodríguez y Rocío Abed.

Manifestaron que Esgaib solo respondió a los “agravios” de la prensa y acusaron a los comunicadores y comunicadoras de atropellarlos con preguntas en su propia casa, ignorando que en realidad es un espacio público, donde los legisladores tienen el deber de responder las preguntas a los medios, más aún cuando está en dudas el uso de recursos públicos.

En el caso de Esgaib, no es menor el cuestionamiento, ya que su hija trabaja en la Embajada paraguaya de Reino Unido sin tener título universitario, mientras en el país hay una fuerte disputa entre jóvenes que acumulan títulos y concursan para ganarse un lugar en el limitado cupo que habilita la Cancillería.

Pero los cartistas no solo lo defendieron y evitaron una nueva sanción, incluso adelantaron una medida para que los medios ya no accedan fácilmente a los legisladores.

Días después, Esgaib pidió al presidente de la Cámara de Diputados, Raúl Latorre un reglamento para evitar que la prensa lo siga interpelando cuando hay cuestionamientos hacia su desempeño como legislador, puesto que se lo dieron sus votantes y por el cual percibe más de G. 30 millones mensuales.

Para fundamentar su pedido, calificó a la prensa como una “patota que trata de coaccionar y violentar a la Cámara” y defiende que los diputados y diputadas respondan preguntas solo cuando se sientan cómodos o consideren que la entrevista les favorece.

Si bien es cierto que la labor periodística puede ser enérgica y hasta molesta para quienes deben responder las preguntas, es un trabajo que aporta en la construcción y calidad de la democracia, porque a través de comunicadores y comunicadoras, la ciudadanía recibe información crucial sobre las decisiones que impactan en sus vidas.

Paradójicamente, el diputado agredió a Rocío y Fiona en la misma semana que se recordaba el día del y la periodista en Paraguay y nuevamente, en coincidencia con la semana en que se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Prensa propuso una medida que coarta este derecho, que a su vez impacta de forma negativa en el derecho que tiene la población de recibir información.

Tampoco se puede ignorar que esta actitud desmedida ejercida contra mujeres que trabajan en el área, habiendo también trabajadores varones de prensa en el lugar, no es una coincidencia, es además una violencia hacia las mujeres que ejerce un personaje público y por tanto es también una violencia institucional. Es más grave aún porque promueve la reproducción de la violencia en otros espacios del Estado.

Por tanto, más que nunca es imperante la aprobación del proyecto de ley de protección a periodistas y personas defensoras de derechos humanos que está en el Senado.

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Carolina Cuenca