Más allá de la posición que plantea el nuevo titular del MEC, es urgente debatir cuáles son los cambios necesarios en el sector educativo. ¿Qué educación queremos para el Paraguay? Necesitamos dejar de lado posturas fundamentalistas que solo sirven para asegurar elecciones y candidaturas en el Parlamento, utilizando discursos de odio como bandera. Con el Plan Nacional de Transformación Educativa (PNTE) disuelto y con una resolución poco clara y con muchas lagunas sobre el Plan Nacional de Desarrollo Educativo, el gran legado de Zárate en el MEC, como sociedad tenemos que llegar a acuerdos para lograr no solo la calidad educativa, sino superar rezagos y apuntar hacia la equidad en el sector.
Cerca de medio millón de niños, niñas y adolescentes están fuera de la escuela actualmente, según el último estudio Niñas, niños y adolescentes fuera de la escuela, Perfiles y barreras de exclusión en Paraguay, publicado por Unicef y el propio MEC.
Un primer paso se dio desde el Senado la semana pasada, donde parlamentarios de varios partidos firmaron un proyecto de resolución donde se plantean talleres con perspectiva de género para funcionarios, funcionarias y estudiantes de todos los niveles.
“Las mujeres están excluidas del sistema debido a uniones tempranas o a tareas de cuidado no remuneradas”, dice la investigación local sobre los perfiles de la exclusión, en este caso de niñas de 12 a 14 años. También están dentro del sistema educativo, pero se encuentran en riesgo de ser excluidas en este mismo rango etario en su mayoría, las mujeres que ya han sido madres o se encuentran embarazadas.
Las leyes como el Fonacide podrían colaborar para disminuir estos problemas, pero, como apunta el sociólogo Luis Ortiz, la normativa hoy reproduce desigualdades al repartir el dinero según el criterio de los royalties y no con una mirada más educativa.
Una de las medidas que plantea sería que a la hora de invertir en los distritos se considere también a la “potencial” oferta educativa. Esto implica tener en cuenta a la población que está en edad escolar, pero que por algún motivo está fuera del sistema educativo en estos municipios.
En este debate debe agregarse la falta de inversión y de qué manera afrontar esta cuestión. El Paraguay es uno de los países que menos invierten en toda la región. El PIB apenas llega como máximo a 3,4% cuando lo recomendable y lo que piden actores de la comunidad es alcanzar el 7%, más del doble.
Mientras tanto, más de 1.100 centros educativos de gestión pública solicitaron a través de microplanificación la construcción o reparación de bibliotecas. Se suman 12.000 aulas en mal estado, casi 1.000 de estas en riesgo de derrumbe.
Los directores pidieron la creación de 6.344 salas de clase nuevas, mayormente por el crecimiento natural donde la cantidad de matrícula suele absorber justamente lugares como bibliotecas por la falta de más salones.
Uno de los problemas con el anterior plan de transformación fue la falta de participación, que se criticó no solamente desde sectores religiosos o de otros con intereses únicamente particulares.
Estudiantes organizados, independientes y docentes se sintieron ignorados en el debate o en los eventos organizados por la cartera educativa en la capital y en otros puntos del territorio.
Vale repetirlo hasta siempre, es urgente que todas las voces sean escuchadas a la hora de tomar medidas para mejorar la educación.
Es apenas uno de los desafíos que tiene el actual gabinete del ministerio educativo y que debe apuntalar lo antes posible. No hay tiempo.