La completa radiografía realizada por un equipo de geólogos arrojará más y mejores datos sobre la procedencia y estado de conservación de sus materiales, una prueba inédita para el acueducto, datado entre los años 112 y 116 d.c.
Por el momento, los “doctores” encargados de pasar las pruebas al viejo gigante son optimistas en su diagnóstico preliminar: “Está estupendo para la edad que tiene”, afirma en una entrevista con Efe José Mediato, del Instituto Geológico y Minero de España (IGME).
Su compañero, Javier Martín, reconoce que “no se puede poner la mano en el fuego” al responder sobre “la pregunta del millón": la durabilidad que tendrá en el tiempo el monumento.
Pero sí se sabe, según el mismo experto, que la salud y el estado de la roca que lo compone son “aceptables” y la estructura general está en “muy buen estado” pues “el granito es el material de construcción por excelencia, a pesar de ser muy difícil de trabajar, de extraer y tallar”.
Precisamente por ser un material tan duro, “de todos los materiales pétreos es el que más durabilidad tiene”, añade Mediato.
Un gigante de 28 metros de alto y 17 kilómetros de largo
En otros estudios previos realizados sobre el milenario monumento se ha observado que las señales de deterioro que presenta, como la disgregación de la piedra o el redondeamiento de sus sillares, es un daño “muy superficial, de un centímetro o menos”, apunta Martín.
“Habrá que ver cómo están las construcciones actuales dentro de 2.000 años, a ver cómo se conservan”, dice su compañero mientras eleva la mirada sobre el monumento, de 28 metros de alto y unos 17 kilómetros de largo en total.
El acueducto se levantó a finales del imperio de Trajano y principios del de Adriano, con grúas que elevaban los sillares y cimbras de madera para diseñar sus 167 arcos, sobre los que se colocaron las piedras sin argamasa de unión.
El equipo de geólogos ha estudiado la composición del material de construcción para clasificar cuántos y qué tipos de granitos fueron utilizados en su levantamiento y posteriores restauraciones, y fijar así su lugar de procedencia.
Para ello, Mediato dispara rayos x a la piedra con su equipo analizador portátil de fluorescencia, que parece una pistola venida del futuro a unos ojos ignorantes en la materia y sirve para identificar los elementos químicos que componen la roca.
Mientras tanto, Martín inspecciona el mismo material con un microscopio óptico digital, que recuerda al lápiz de un equipo de ecografía y permite observar en detalle la textura de los cristales, los minerales de forman la roca y el estado en el que se encuentra.
Nunca antes se había realizado un estudio tan profundo de la composición de la roca y para ello se han tomado cinco medidas de unos 150 sillares del acueducto con rayos x, que resultarán en más de 700 análisis puntuales.
Estos habrán de compararse después con las canteras de suministro de donde fue extraída la piedra y que, según se conoce, están ubicadas en diferentes puntos de las inmediaciones de Segovia.
El acueducto en 3D
De forma simultánea, un equipo especializado en tecnología aplicada al patrimonio trabaja también estos días sobre el acueducto romano de Segovia. Ambas investigaciones, encargadas por la concejalía de Patrimonio Histórico del Ayuntamiento segoviano, cuentan con un presupuesto total de 14.000 euros.
En este caso, los arqueólogos Néstor Marqués y Miguel Fernández tratan de conseguir una documentación 3D lo más detallada posible del monumento para crear una réplica digital hiperrealista que sirva para posteriores estudios e incluso para su divulgación turística y cultural.
Para ello, Fernández tomará unas 250 muestras con un escáner, que funciona como una estación de topografía: lanza un rayo láser millones de veces contra un cristal, que lo distribuye 360 grados, para registrar las medidas y distancias del monumento y su relación con los edificios de alrededor.
Esta combinación de miles de millones de puntos se reproducirán en el ordenador y, una vez cruzados con la textura y el color aportados por las fotografías tomadas por Marqués desde todos los ángulos posibles de la construcción, generarán un modelo 3D “perfecto” del monumento.
Será de gran utilidad para observar las partes inaccesibles del acueducto de cara a futuras intervenciones, pero también para su divulgación turística virtual.
“Para que todo el mundo pueda ver el acueducto desde su casa en cualquier parte del mundo, especialmente ahora, si viene menos gente, por causa de la pandemia”, apunta Marqués a Efe.