21 dic. 2025

Duch asegura que nunca quiso asumir el mando de las prisiones del Jemer Rojo

Phnom Penh, 6 abr (EFE).- El jefe torturador del Jemer Rojo, Kaing Guek Eav, aseguró hoy ante el tribunal internacional para el genocidio de Camboya, que nunca quiso estar al mando de las cárceles empleadas por la organización para aniquilar a miles de personas.

Kaing Guek Eav, alias “Duch” compareció el lunes ante el tribunal para ser interrogado por los fiscales sobre su papel como responsable de la prisión M-13, montada por el Jemer Rojo durante la guerra civil y antes de que en abril de 1975, sus fuerzas entraran victoriosas en la capital, Phom Penh.


Dos turistas observan fotografías de los líderes del Jemer Rojo en el Museo Tuol Sleng de Genocidio (prisión S-21) en Phnom Penh (Camboya), el 6 de abril de 2009. EFE | Ampliar imagen

De acuerdo a las investigaciones efectuadas por el Centro de Documentación del Genocidio de Camboya, cerca de 20.000 pasaron por la cárcel M-13 y por otra que Duch dirigió poco después y denominada M-99, ambas situadas lejos de frente, en Kompomg Speu, a 100 kilómetros al oeste de la capital.

“No estaba satisfecho y odiaba lo que hacía. Temía por el castigo si se escapaba algún preso” respondió Duch durante la vista a una de las preguntas formuladas por el juez Jean Marc Lavergne en torno al pasado del acusado como director del presidio M-13.

Duch añadió que “no podía hacer nada más que cumplir las órdenes. Jamás me pasó por la cabeza desobedecer órdenes porque temía que me mataran. No tenía alternativa”.

Ante el tribunal, Duch, quien de nuevo pidió perdón a las víctimas, explicó que fue elegido para hacerse cargo del M-13 por su sinceridad y eficacia.

“Los líderes sabían que yo nunca les escondería nada y que todo lo que se me encargaba, si lo hacía, era para hacerlo bien” dijo Duch con un tono sereno y reflexivo que mantuvo durante toda la sesión.

Durante el interrogatorio, Duch insistió en recalcar su condición de subordinado a las directrices marcadas por el comité central del Partido Comunista de Kampuchea (PCK) mientras fue responsable del M-13 en la que, según dijo, no tenía capacidad para decidir si un preso debía ser liberado o ejecutado.

Tampoco escatimó detalles sobre el funcionamiento del centro y las condiciones que sufrieron las personas encarceladas.

“Algunos fueron liberados, pero la norma principal era la ejecución de los presos”.

“Los presos comían salvado o harina de arroz pero muy pocos murieron de hambre. Normalmente no les dejábamos llegar a ese punto”, relató.

El inicio de la sesión estuvo dedicado a los primeros años de Duch en la guerrilla del PCK.

Duch manifestó que “lo sacrifiqué todo por la revolución, mi trabajo de profesor, mi salario” y añadió que su aspiración fue siempre volver a trabajar de profesor de matemáticas después de que la revolución hubiera triunfado.

“La única cosa que he amado en mi vida ha sido enseñar”, dijo.

Entre otros detalles de esa época, Duch explicó que tuvo que elegir un nombre de guerra por que el suyo era chino y que eligió el de Duch porque era el de un escultor de figuras de Buda al cual admiraba y el de un estudiante ejemplar que aparecía en un libro de texto que tenía en la escuela.

“Quería ser un buen chico, disciplinado, que respetara siempre al profesor y que hiciera buenos actos. Por eso elegí el nombre de Duch"", apuntó el acusado.

Otra parte del interrogatorio estuvo dedicada a su cautiverio en una prisión gubernamental en época del Rey Sihanouk, tras ser detenido por sedición en 1968, y que abandonó dos después a raíz de amnistía decretada por el general Lon Nol al dar el golpe de estado.

De su paso por la cárcel, Duch aseguró que no fue torturado, pero que tenía conocimiento de que otros presos si las habían sufrido, e incluso eran ejecutados.

En este punto, Duch señaló que sin la política de Estados Unidos de apoyo a la dictadura de Lon Nol, el Jemer Rojo habría desaparecido.

“Cuando Kissinger y Nixon apoyaron a Lon Nol, el Jemer Rojo vio que esa era su oportunidad de oro”, aseguró.

La cuarta sesión del juicio levantó menos expectación que las que tuvieron lugar la semana pasada, y sólo se llenó la mitad del aforo de 494 asientos de la sala del tribunal.

Duch, también comandante de la prisión de Tuol Sleng, en la que fueron recluidas unas 14.000 personas antes de ser asesinadas o ejecutadas en el campo de exterminio de Choeung Ek, a las afueras de Phnom Penh, es el Jemer Rojo de menor rango de entre los cinco que han sido encarcelados y acusados por su implicación en el genocidio.

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