Basta con leer las quejas en las redes sociales que hacen los afectados. Los relatos no son nuevos, pero desde hace cuatro años la situación de desamparo y de violación del derecho humano a la movilidad contrasta con el discurso de desarrollo del país que utiliza Santiago Peña para atraer inversiones.
Grace Ayala, estudiante de la carrera Trabajo Social de la Facultad de Ciencias Sociales de la UNA, vive en el barrio San Pablo, pareciera cerca en comparación a sus compañeros que vienen de Yaguarón, Ita , J. Augusto Saldívar, etc.; sin embargo, para ella llegar hasta la facultad es toda una odisea ya que solo la línea 21, zona Norte la lleva hasta el lugar y está de más decir que debe esperar más de 40 minutos, de lo contrario es caminar más de 2 kilómetros desde Eusebio Ayala.
‘‘A la hora de salida es cuando más se complica para quienes somos del turno noche ya que el 21 solo hay hasta las 20:30 y nuestra salida es 21:30. Toca caminar los más de 2 kilómetros para llegar a Eusebio Ayala y probar suerte ahí con algún bus, muchas veces debo pagar dos pasajes para volver a mi casa, en ocasiones llego las 12:00 de la noche y a eso hay que sumarle la inseguridad que enfrentamos día a día. Muchas veces hemos dejado de asistir a las últimas horas de clases para asegurar nuestro bus’’, refirió.
Atraso. Griselda Yúdice, de la Organización de Pasajeros del Área Metropolitana de Asunción (Opama), sostuvo que si tuviéramos un sistema de transporte que funcione a la noche y que funcione los fines de semana, los estudiantes no tendrían necesidad de retirarse antes de hora de las clases, los pequeños emprendedores, los bares, los lugares de dispersión, los eventos de cultura, tendrían más gente. ‘‘La familia elegiría salir a un paseo, a comer a algún lado los fines de semana’’.
Ante las reguladas y la falta de buses y la cobertura de itinerarios, la mayoría de las familias trabajadoras se ven obligadas a quedarse en sus casas cuando tienen tiempo libre. ‘También se ve afectada la circulación económica.
Además, los microemprendedores tendrían mayor cantidad de clientes si el Estado asegura la movilidad segura y eficiente. ‘‘Están los emprendimientos gastronómicos y lugares de dispersión, de ocio y de cultura, que también tendrían mayor afluencia de gente si funcionara el sistema de transporte. Hoy estamos todos obligados a sufrir este pésimo sistema’’, lamentó la activista.
Los usuarios esperan que Emiliano Fernández, viceministro de Transporte, dé una respuesta rápida a las reguladas.