Asesinato político. Lo que sucedió en los Estados Unidos el sábado habla claramente de una nueva línea cruzada por la ultraderecha en dicho país: El asesinato político. La muerte a tiros de la congresista estatal demócrata Melissa Hortman y de su esposo Mark, en Minnesota, eleva a otro nivel la apuesta de los grupos afines al presidente de los EEUU, Donald Trump, envalentonados como lo estuvieron en los años 50 y 60 sus antepasados ideológicos, durante el macartismo anticomunista y el racismo opuesto a los derechos civiles. Es decir, una pulsión homicida que no es, ni mucho menos, aislada, sino latente y colectiva entre los hombres blancos nacionalistas que desesperan contra lo diferente que ocupa “sus” lugares en el mundo.
Pero no es solo esto. Los reportes hablan de que el principal sospechoso del crimen es Vance Boelter, un hombre de 57 años que trabajaba para una empresa de seguridad y que solo fue detenido 24 horas después de los dos ataques que realizó, pues luego de balear a los Hortman hirió a otro representante demócrata, John Hoffman, y a su esposa Yvette. Se encontró en su camioneta una lista con 45 nombres de funcionarios contra los que, al parecer, pensaba atentar.
Según su amigo David Carlson, Boelter es cristiano practicante, partidario del gobierno de Donald Trump y opositor público al derecho al aborto o a las demandas de la comunidad LGBT. Además, recibió formación por parte de miembros del ejército estadounidense, lo que obliga a poner la mirada sobre el hecho, varias veces denunciado, de que una buena parte de las fuerzas de seguridad públicas y privadas estadounidenses está cada vez más politizada y se ha pasado a la acción militante desde hace tiempo. Ahora, al asesinato liso y llano.
El crimen tuvo lugar días antes del desfile militar que Donald Trump patrocinó como celebración no solo del complejo militar estadounidense, sino de su propio cumpleaños: Como un dictadorzuelo del Tercer Mundo. Sin embargo, el mismo fue un fiasco en ambos sentidos. Dio una imagen decadente del poder militar yanqui, tanto como tributó un homenaje imperialmente pobre al mandatario republicano: Muy por debajo de sus “competidores” espectaculares y militaristas, Vladimir Putin o Xi Jinping.
Teoría de la intuición. Los familiares del intendente de Colonia Independencia, José Resquín, desplegaron un cartel en el aeropuerto de Luque con esta inscripción: “Dios te protegió y te trajo de vuelta a casa”. Resquín regresaba de Israel, en donde quedó varado junto a otros tres intendentes a causa del conflicto irano-israelí.
A esto el filósofo húngaro Georg Lukacs llama “teoría de la intuición”: No ciencia, sino irracionalismo mitológico. A este respecto, no recuerdo otro pensador que tan clara y profundamente haya explicado como Hegel este acostumbrado agradecimiento popular a Dios (“saber inmediato”) por el buen resultado de lo que fuere: Un enmascaramiento de las habilidades intelectuales y materiales del ser humano y de su ciencia (“saber mediato”).
Dice Hegel: “En este respecto hay que señalar que figura entre las experiencias más corrientes el que verdades de las que se sabe perfectamente que son resultado de las consideraciones mediatas más altas y más complicadas se presenten de un m do inmediato a la conciencia de aquellos para quienes ese conocimiento es usual... El dominio corriente que llegamos a adquirir en un campo cualquiera del saber, incluso en el arte o en la destreza técnica, consiste precisamente en que esos conocimientos o esas actividades, en el caso de que se trata, si se dan inmediatamente en nuestra conciencia y hasta, cuando se trata de actividades externas, en nuestras manos; pero, en todos estos casos, la inmediatividad del saber no solo no excluye su mediación, sino que, además, aparecen entrelazados de tal modo, que el saber inmediato es, incluso, aquí, producto y resultado del saber mediato.”