19 ago. 2025

Deuda pública: Imperativo ético de cumplir con la deuda social

Los riesgos relacionados con el endeudamiento irresponsable empiezan a concretizarse. Las autoridades fiscales anunciaron que el aumento de las recaudaciones tributarias se destinará al plan de convergencia, que básicamente significa garantizar el pago de la deuda. Esto no sería un problema si no existiera una deuda social acumulada que ubica a Paraguay en niveles de desarrollo al que han llegado los países de la región a finales del siglo pasado y demandas colectivas como medicamentos, calidad de la educación y pobreza extrema.

Los riesgos fueron alertados desde hace más de una década, cuando se inició un endeudamiento casi desenfrenado. Paraguay alcanza niveles de desarrollo de finales del siglo pasado, y tiene demandas sociales como Arancel Cero, salud, calidad de la educación, personas mayores en situación de pobreza sin pensión alimentaria e indígenas en situación de pobreza extrema.

La situación empeora si consideramos que no se observan efectos multiplicadores de la deuda de manera que las obras que se hayan financiado estén produciendo al menos una parte de los recursos necesarios para su repago. Todo ello sin considerar que, a pesar de esas obras, la economía sigue dependiendo de factores exógenos, con lo que otro de los argumentos a favor del endeudamiento acabó siendo una falacia. Se suponía que el aumento de la infraestructura derivada de los bonos ayudaría a una economía más resiliente; sin embargo, la volatilidad continúa así como la vulnerabilidad a la crisis climática.

Muchos son los problemas que están detrás. Por un lado, parte de la deuda se destinó a refinanciar deudas anteriores y no a inversión. En segundo lugar, muchas de las inversiones se realizaron en ámbitos de escaso efecto multiplicador en el empleo y en el sistema tributario, además de que contribuyeron a profundizar una estructura productiva basada en exportaciones de productos agropecuarios vulnerables al clima y a los precios internacionales. En tercer lugar, la corrupción y la ineficiencia restaron efectividad a los fondos provenientes de deuda.

El aumento en las recaudaciones debería haberse destinado a mejorar la calidad de vida de la población. La corrupción y los problemas de eficiencia en el manejo de los recursos del Estado deslegitiman la gestión pública, situación que empeorará si no mejoran las condiciones de vida.

Paraguay invierte la mitad de lo que debería en salud y educación. Eso hace que nos ubiquemos entre los peores países de la región en cualquier tipo de indicador: Cobertura, calidad, gasto de bolsillo y endeudamiento de los hogares. La crisis de la agricultura familiar está afectando duramente a las familias productoras por la reducción de sus ingresos laborales y a los consumidores debido a la inflación de alimentos.

El malestar ciudadano se manifiesta de diferentes formas: Los adolescentes pidiendo mejor infraestructura escolar, la juventud en torno al Arancel Cero, las personas enfermas casi diariamente manifiestan sus protestas, los campesinos con sus marchas, los indígenas asentados en Asunción. Estos focos de conflictividad corren el riesgo de acentuarse complicando más todavía la situación económica. Las peores señales en torno a la deuda social son la persistencia del 25% de la población en situación de pobreza desde hace una década o la mortalidad materna a niveles del siglo pasado si comparamos con países como Uruguay, Chile, Brasil, Argentina, México o Colombia. Detrás de una muerte materna, generalmente, hay una muerte neonatal y un hogar con niños que queda sin una madre. Un país que no logra garantizar una alimentación sana y la vida de las mujeres y el bienestar de la niñez no puede de ninguna manera hablar de un éxito económico. El Ministerio de Economía y Finanzas está garantizando el pago de la deuda a costa de la inversión en ámbitos básicos de la vida de las personas, que además son quienes con sus impuestos están contribuyendo a pagar esa deuda cuyos beneficios no disfrutaron.

Una política fiscal que no sirve para garantizar los derechos de la ciudadanía y que solo se preocupa por el déficit público y pagar la deuda tiene una grave problema ético y claramente no cumple con el contrato social ni con los valores de la democracia.

Más contenido de esta sección
De la misma forma en que se resuelven negociaciones ante cada amenaza de paro, el proyecto de ley de reforma del transporte no muestra que en el centro de todo esté el bienestar del ciudadano. Mientras el plan genera dudas e interrogantes, hay un cronograma, según el cual podría ser implementado desde inicios del año 2026, siempre que se cumpla con dicho cronograma. No hay ya espacio para demoras ni improvisaciones, los paraguayos tienen derecho a un buen sistema que garantice su bienestar y calidad de vida.
El más reciente caso de presunto nepotismo, conocido como neposobris, nos enfrenta
una vez más a la dolorosa y preocupante realidad de nuestra clase política, en particular, en esta situación a quienes ostentan la mayoría en el Congreso Nacional y es la falta de coherencia. No dudaron en expulsar a una senadora opositora, pero protegen a otra del sector oficialista, adscrita a la mayoría colorada, y vinculada al caso de nepotismo. Estas acciones y la arbitraria imposición de la mayoría le hacen un gran daño a nuestra democracia.
Mientras transcurre el tiempo se van extendiendo y, al mismo tiempo, normalizando las serias deficiencias en el Instituto de Previsión Social, IPS. Lamentablemente, el paso de las diferentes administraciones no ha logrado asegurar una mejor gestión, garantizar la transparencia en el manejo de los recursos de la institución, y menos aún, consolidar un mejor sistema de atención a los aportantes de la previsional. Los obstáculos en el sistema de agendamiento, falta de camas y largas esperas para estudios básicos y especializados son ya inaceptables.
Las comunidades del Chaco continúan soportando el injusto abandono por parte del Estado. No solamente son ignorados sus reclamos por el Gobierno Central, sino también por gobernaciones y municipalidades. El principal motivo de demanda es el difícil acceso a servicios públicos eficientes, como es el derecho a agua potable y provisión de energía eléctrica; sin embargo, a estos se suman los pedidos constantes de mejores caminos y rutas de acceso en todo tiempo. La desidia y el abandono a la población del Chaco son inaceptables.