Fernando Núñez y Anahí Vera, un matrimonio de médicos, con esfuerzo compraron una vivienda en buen estado en Asunción y con el fin de remodelar, pagaron casi G. 250 millones a un supuesto arquitecto, quien habría dejado en ruinas la casa y hasta se llevó las puertas, aparatos de aire acondicionado y ventanas de la residencia. El denunciado está identificado como Eduardo Rubén María Burgos Ortiz (45), quien ya está imputado.
En el año 2020, la pareja obtuvo un crédito a 15 años de plazo, que les permitió comprar una residencia ubicada sobre Quinta Avenida. En el 2022, obtuvieron un nuevo financiamiento para remodelaciones, que incluía la construcción de un pequeño consultorio en la parte del frente.
El proyecto de la vivienda soñada lo dejaron en manos de Burgos Ortiz, el supuesto arquitecto, a quien contactaron por recomendaciones de amigos. Desde ÚH intentamos conocer la versión del arquitecto, pero este nos derivó con sus abogados y ninguno de ellos contestó.
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“Era una casa bien paradita, de las primeras épocas de la Asunción. Tenía materiales superlindos, las paredes de 20cm; pero como era antigua, tenía las cañerías de barro, las conexiones eléctricas antiguas y añadidas, entonces había que renovar”, contó Núñez.
Anahí comentó que su primera impresión fue: “Aquí vamos a vivir con nuestros niños, tenemos tres y como vivimos en un apartamento pequeño, eso nos apuró”.
De 3 meses a un año, sin terminar
El supuesto arquitecto, de la constructora Aereq, hizo el presupuesto con celeridad y una vez que la pareja aprobó, le pasaron la llave de la casa, en abril del 2022. Burgos Ortiz se comprometió a culminar las obras en un plazo de tres meses, estableciendo un cronograma de pagos.
La primera entrega se hizo al inicio, de G. 75 millones; el segundo desembolso al segundo mes, de G. 105 millones; el tercero, al comienzo del tercer mes, de G. 67 millones; y el cuarto pago, al finalizar la remodelación, de G. 28 millones.
“Le dimos el primer pago y tenía como 10 personas trabajando dentro de la casa. Nosotros todas las tardecitas nos íbamos a mirar”, recuerda Fernando.
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El primer día, los albañiles demolieron la chimenea, destinada a convertirse en una sala de estar y parte del consultorio. “No entendíamos, porque somos de otro rubro, pero veíamos qué picaban la pared, qué sacaban cable, qué hacían mezcla. Veíamos que estaban trabajando, rompiendo la casa básicamente”, comentó.
Y rompían y rompían la vivienda, cuentan. En ese ínterin, empezaron a sacar las ventanas, las puertas, dos aires acondicionados, y después estos desaparecieron. La explicación del arquitecto era que había llevado los materiales a un depósito en Luque, “para resguardo”.
Al segundo mes, la cantidad del personal disminuyó drásticamente.” A veces no venían. Nos decían que él no mandaba los materiales y no podían hacer nada y estaban tomando tereré”, explicó el médico afectado.
“No entendíamos, porque somos de otro rubro, pero veíamos qué picaban la pared, qué sacaban cable, qué hacían mezcla. Veíamos que estaban trabajando, rompiendo la casa básicamente”.
Un día, les construyó una pieza, sin ninguna abertura de puerta ni ventana y ante el reclamo de los dueños, la respuesta del supuesto arquitecto fue: “Esto se hace así”, y allí rompió la pared para hacer la ventana.
Y así continuaban las supuestas obras. “El garaje no estaba presupuestado, porque él no iba a tocar, pero nos dijo que iba a bajar ahí los escombros”, cuenta la pareja.
Un baño pequeño sí estaba en el plan, pero Burgos lo construyó en medio de lo que sería el consultorio, y más grande de lo planeado. Al reclamarles, les dijo: “No se preocupen” y ahí hizo otra demolición, “y más escombros”.
Al parecer, esa era su táctica, comentó la pareja, de construir algo y demoler de vuelta. “Me fundió el garaje y al cargar los escombros dobló todo el portón, fundió la vereda, fundió todo”, comenta Fernando.
“La casa está destruida”, dice Anahí con mucha tristeza.
Rompieron caños
Durante las obras, los albañiles llegaron a perforar uno de los caños dentro de la casa y nunca comunicaron. El matrimonio se encontró entonces con una cuenta de la Essap, primero de G. 400.000, luego de G. 900.000 y meses después de G. 10 millones.
“Él me dijo que él iba a pagar, que iba a arreglar, que él tiene conocidos en la Essap”, dice Núñez, quien al final fue quien tuvo que arreglar y poner en orden todo, tras un año de negociaciones. Por esa reparación, los afectados pagaron más de G. 5 millones.
Los próximos meses continuaron, y las obras nunca terminaban, entonces intimaron al arquitecto través de un abogado, con un acuerdo de cumplimiento de contrato.
Inicia el proceso judicial
Llegó enero del 2023 y tampoco entregó la obra. En abril de ese año, la pareja decidió publicar los hechos a través de las redes sociales, y fueron amenazados por Burgos Ortíz, de que iban a ser demandados, relató el matrimonio.
Tras reuniones con su abogado, el arquitecto exigió el último pago, de G. 28 millones, nuevamente, siendo que ya pareja ya abonó la suma de G. 243 millones.
Posterior a eso y luego de no encontrar resultados, hicieron la denuncia ante el Ministerio Público. Fue en ese momento en que la pareja descubrió que la constructora Aereq habría dejado de existir en el 2015.
Ante está situación, el pasado mes de junio, la fiscala Mercedes Vera imputó a Burgos Ortiz,por supuesta estafa y apropiación.
“Nosotros hasta ahora todavía no pudimos arreglar nada”, dijo Anahí. Tras dos años del inicio del calvario, la pareja necesita más de G. 200 millones para reparar todo y hacer las remodelaciones que pretendían.
“Nosotros queremos que esto salga a la luz”, dice los afectados, ya que tras hacer público el caso, dos personas más se comunicaron con ellos, alegando también haber sido víctimas de Eduardo Rubén Burgos Ortiz. Por último, exigen justicia y lograr recuperar el dinero que fueron estafados por el supuesto arquitecto.