Los hermanos solían acompañar a un vecino que realiza trabajos de limpieza de patios, con la esperanza de obtener alguna ocupación.
En una de esas jornadas, llegaron hasta la casa del profesor Crescencio García, quien quedó impresionado por la responsabilidad y el deseo de superación de los hermanos.
El educador compartió en redes sociales que los adolescentes necesitaban bicicletas para poder trasladarse a la escuela, publicación que rápidamente generó numerosas muestras de apoyo.
Entre los mensajes recibidos, destacó el de compatriotas en España, quienes enviaron el dinero necesario para la compra de los biciclos.
Gracias a este gesto, Hernán y Ramón hoy pueden cumplir su sueño y contar con un medio de transporte propio para continuar sus estudios. Se trata de un digno ejemplo de cómo la solidaridad puede cruzar fronteras y transformar vidas.