En nuestro país, una de las recientes decisiones más llamativas del Banco Central del Paraguay (BCP) consistió en la fuerte reducción de la tasa de política monetaria (TPM), por 175 puntos básicos o 1,75 puntos porcentuales, en poco más de dos semanas. En el también difícil año 2019, esta tasa de interés de referencia –también conocida como tasa overnight o tasa de un día– había bajado 1,25 puntos porcentuales, pero con ajustes de 25 puntos básicos en cada ocasión.
De esta manera, la tasa de interés referencial fijada por el BCP se encuentra actualmente en 2,25%, un nivel históricamente bajo. Además, se ubica por debajo de la inflación, que en marzo de 2020 alcanzó una variación interanual (comparativa con marzo de 2019) de 2,5%, según registros del BCP. Esta situación de inflación superior a la TPM genera el fenómeno de tasas de interés reales negativas: si bien la tasa de referencia es positiva en términos nominales, el encarecimiento de los productos de la canasta básica familiar supera a los rendimientos que esta genera por el dinero depositado.
Las tasas de interés negativas no son observadas con frecuencia en los mercados emergentes. De hecho, son relacionadas en mayor medida con países desarrollados que no necesitan ofrecer altos rendimientos a los inversionistas –debido a la fortaleza de sus indicadores– y optan por reducir sus tasas hasta por debajo de 0% cuando se requiere impulsar el movimiento económico. En febrero de 2020, la inflación interanual en Paraguay fue de 2,4% y la tasa de referencia se encontraba en 4%; es decir, en niveles positivos también en términos reales.
Para el economista César Paredes, la decisión del BCP de dejar a la TPM en niveles inferiores a la inflación transmite el mensaje de que el crecimiento económico no es la prioridad en este momento, sino “mantener el empleo, para evitar una crisis económica que derive en crisis social; mantener la liquidez del sistema financiero para que no se corte la cadena de pagos; y la situación sanitaria”.
SIN PRECEDENTES. Según relata el analista, las tasas reales negativas no tienen precedentes en Paraguay, al menos en la historia reciente (ver infografía), y a juzgar por lo anunciado por el Comité de Política Monetaria (CPM), tras su segunda reunión extraordinaria del 30 de marzo pasado, se puede esperar que la TPM baje más y llegue inclusive a niveles negativos, como ocurre en Japón y la Unión Europea.
El índice de precios al consumidor (IPC) se mantiene, desde el año pasado, cerca del piso de 2% del rango en que el BCP le permite fluctuar. Por este motivo, la banca matriz considera que tiene margen para seguir adoptando medidas expansivas, pues confía en que se convergerá a la meta de 4% en el “horizonte relevante de proyección”.
“Ante este escenario más complejo (de emergencia por Covid-19), el CPM considera que existe espacio para adoptar un perfil de política monetaria aún más acomodaticio, teniendo en cuenta que la inflación total y las medidas subyacentes permanecen en la zona inferior del rango meta y que la desaceleración de la demanda agregada mantendrá acotadas las presiones inflacionarias en el mediano plazo”, sostuvo el equipo del BCP, el lunes pasado.
Al bajar la tasa de interés de referencia, el BCP reduce los incentivos para que los bancos depositen allí sus recursos y prefieran destinarlos al mercado, a través de créditos que a la vez se tornen más baratos para los clientes del sistema financiero.
EFECTOS EN EL SISTEMA FINANCIERO. El economista Aníbal Insfrán no descarta que esta situación de tasas de interés reales negativas se traduzca en tasas pasivas negativas, dentro del sistema financiero local. Esto significa que el público, en algún momento, puede llegar a tener que pagar a las entidades de plaza por depositar allí su dinero, en lugar de recibir algún retorno por sus ahorros.
Explica que esta posibilidad se aplica principalmente a los depósitos a la vista, que en febrero de 2020 tuvieron una tasa promedio de 0,78% en bancos y 0,39% en financieras, para las operaciones en guaraníes. Esto puede ocurrir también con los recursos depositados en cuenta corriente, que están ya con una tasa de 0%; es decir, sin pagar intereses a los depositantes.
“No estamos lejos de eso; en términos reales, pagamos para las cuentas corrientes, ya que es 0 su remuneración: al tener tasa 0, estás pagando en términos reales”, recalca.
Sin embargo, aclara que este panorama de tasas negativas para depósitos a la vista y en cuenta corriente no se dibuja para el corto plazo, ya que los bancos “quieren tener” más cuentas corrientes. Como pasos previos, considera que probablemente se generará una migración hacia certificados de depósito de ahorro (CDA) a plazo, y la constitución de cuentas combinadas entre ahorro y cuenta corriente.
Los depósitos en cuenta corriente en moneda nacional sumaron G. 23,2 billones en el sistema bancario, hasta febrero de 2020, mientras que los ahorros a la vista ascendieron a G. 9,3 billones. Así, estas dos modalidades representaron juntas el 58% de los depósitos totales captados en guaraníes, según registros del BCP.