29 abr. 2024

Creando valor para la familia empresaria

En el mundo empresarial, la formalidad es un componente esencial para garantizar el éxito a largo plazo y crear valor, tanto para la empresa como para la familia propietaria. La formalidad se refiere al conjunto de normas, procesos y estructuras que rigen las operaciones comerciales y garantizan la transparencia, la legalidad y la estabilidad tanto económica como financiera del negocio. Aunque a veces pueda parecer tediosa o burocrática, su importancia radica en los beneficios tangibles e intangibles que aporta a la familia empresaria.

La formalidad proporciona un marco sólido para la toma de decisiones y la planificación estratégica, su ausencia provoca una exposición al riesgo muy alta, se puede caer en la improvisación, la falta de dirección, incluso posibilidad de chantaje y extorsión de empleados, tomar decisiones erráticas por falta de datos reales y obviamente, es inevitable llevar una gestión ineficiente. En contraste, establecer estructuras formales, brinda un enfoque claro y coherente que guía el crecimiento y la expansión del negocio.

Además, la formalidad ayuda a mitigar los conflictos familiares y a garantizar la armonía entre los miembros de la familia empresaria. Las empresas familiares suelen enfrentarse a desafíos únicos relacionados con la dinámica familiar, como rivalidades entre hermanos, disputas por la sucesión o diferencias en cuanto a la visión y los objetivos empresariales. Establecer reglas claras y procesos formales para la toma de decisiones y la resolución de conflictos, puede prevenir tensiones innecesarias y promover una cultura de colaboración y respeto mutuo.

Los negocios que operan de manera informal, al incumplir las obligaciones legales, laborales y fiscales, corren el riesgo de incurrir en sanciones y multas por incumplimiento de la normativa, lo que puede poner en peligro su viabilidad financiera y reputacional. Por el contrario, mantener registros precisos, presentar declaraciones fiscales, laborales y cumplir con todas las regulaciones pertinentes, asegura la sostenibilidad y la legitimidad del negocio a largo plazo.

Otro aspecto crucial de la formalidad, es su capacidad de fortalecer el valor financiero y patrimonial, pues las empresas bien estructuradas y gestionadas tienen más probabilidades de ser rentables y generar retornos sólidos para sus propietarios. Además, nos facilita la obtención de financiamiento externo, ya sea a través de préstamos bancarios, de proveedores o incluso para proyectarse a realizar una emisión de deuda o acciones a través de la Bolsa de Valores, permite valorar la empresa, pudiendo captar socios e incluso eventualmente vender parte o todo el paquete accionario, es decir, incrementa la posibilidad de impulsar el crecimiento empresarial.

En resumen, la formalidad es un factor clave para crear valor, tanto para la empresa como para la familia propietaria, permitiendo el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de las empresas familiares, de forma a maximizar el potencial de la empresa, contribuyendo al bienestar y a la prosperidad tanto de la familia como de la sociedad en su conjunto. Que el Espíritu Santo nos acompañe para tomar decisiones empresariales asertivas.

Gloria Ayala Person, presidente de la ADEC.

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