En el marco de la 66ª Semana Nacional de la Vida Consagrada, que este año se celebra bajo el lema Vida consagrada: Peregrinos de esperanza en Jesucristo por el camino de la paz. Los consagrados denunciaron durante la misa, presidida por Mons. Pierre Jubinville, presidente de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP), en la Catedral Metropolitana, que el país atraviesa una profunda crisis social agravada por la falta de voluntad política para garantizar justicia y equidad.
“Las leyes, que deberían proteger a todos, son manipuladas para beneficiar a unos pocos, dejando al pueblo desamparado y sin voz”, advirtieron en su declaración. Apuntaron directamente contra la corrupción, la impunidad y el desinterés por el bien común como factores que “hieren profundamente el alma de nuestra nación”.
El documento también retrata la situación de abandono que viven los sectores más vulnerables del país: Pueblos indígenas víctimas del despojo y el racismo estructural, comunidades campesinas relegadas por la paralización de la reforma agraria, jóvenes atrapados en cinturones de pobreza sin oportunidades ni esperanza, mujeres maltratadas, migrantes sin derechos y víctimas de la trata.
“La paz de Jesucristo que proclamamos no es simple ausencia de conflictos. Es entrega generosa y silenciosa, es compromiso con la dignidad humana, es presencia en las fronteras del dolor y la exclusión”, manifestaron, reafirmando su vocación de acompañar los rostros del sufrimiento.
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“Nuestra opción es clara; estar donde duele, sanar donde se rompe, acompañar donde se margina desde el evangelio de Jesucristo”.
A pesar del oscuro panorama, los religiosos reafirmaron su esperanza en un país distinto. “Seguimos creyendo que otro Paraguay es posible, si caminamos juntos, con compasión, con verdad y con justicia”.
Comprometieron su misión con la denuncia profética y el anuncio del Reino, “aunque incomode, aunque nos cueste”, convencidos de que la verdadera paz solo será posible con justicia.
“Paraguay necesita paz con justicia. Y la Vida Consagrada seguirá caminando hasta que todos tengamos vida, y vida en abundancia como Jesús vino a traernos”, concluye el manifiesto.