Desde tempranas horas, familias enteras comenzaron a cruzar en canoas habilitadas hacia la Isla Bonita, donde se instalaron para pasar el día.
En el lugar, los visitantes compartieron almuerzos al aire libre y, con el correr de la tarde, disfrutaron de las aguas del río, aprovechando el contacto con la naturaleza como una alternativa para mitigar el intenso calor.
A medida que avanzaban las horas, la afluencia aumentó notablemente, con la presencia de jóvenes, adultos y niños. En el Puerto Antiguo también hubo gran concurrencia de quienes prefirieron no cruzar el río.
La masiva concurrencia además se reflejó en un importante movimiento laboral para los boteros de la zona, quienes trabajaron de manera ininterrumpida hasta horas de la noche trasladando a los pasajeros.
Gladys Peralta, una de las boteras, señaló que la jornada fue muy positiva y que no tienen motivos para quejarse del trabajo realizado.
Asimismo, expresó su expectativa de que la buena concurrencia se repita durante el próximo fin de semana y en las celebraciones de Año Nuevo.