Los vecinos que echaron lágrimas de impotencia son del barrio San Rafael, de Limpio, Departamento Central.
Las víctimas mencionan que los presuntos ladrones venden lo robado a un reducidor, motivados en la necesidad de comprar drogas.
Un poblador, funcionario del Poder Judicial, refirió entre lágrimas que agentes de la Fiscalía de Limpio los quieren derivar a otra parte, para “desahuciarnos, para cansarnos y me siento impotente”, reclamó ante la falta de respuesta del fiscal, y aseguró que de tal forma no se puede vivir.
“Pedí socorro a la Policía, al comisario, con todo y evidencias, y no nos hacen caso”, apuntó.
El hombre mencionó como presuntos responsables de varios robos a dos hermanos, supuestos adictos a las drogas, con los alias de Pantera y Panterita respectivamente, de quienes dijo que son muy conocidos en la zona, pero que la policía no los atrapa.
El mismo mencionó que la Policía Nacional no ayuda, por lo que sale a defender a sus vecinos al grito de socorro e incluso en la Fiscalía le preguntaron si no tiene miedo de su forma de actuar contra los presuntos ladrones, ya que podría tener consecuencias para su persona.
“Tengo 27 años de antigüedad en la Corte y me hago responsable de lo que digo, este hombre que compra las chatarras, dueño de un camión, es de apellido Samudio, abogado y ex drogadicto, que me denuncie, porque, ¿qué va a hacer en medio del monte?, porque ahí vivimos y para más acorralados por los adictos, porque la Justicia es quien no nos hace caso,” señaló.
Otra pobladora se manifestó decepcionada, ya que en la Fiscalía le respondieron que solo si algún articulo, que se encuentra en el camión retenido es suyo, se le tomará la declaración y que si no es así deberá acudir a otra unidad.
“Los que roban, ¿acaso no entran en tu domicilio, en tu casa, en tu dormitorio o en tu vida? Porque entran en tu interior; en tu cuerpo entran. Ya no duermo más, algunas personas dicen que ya estoy mal, que vivo paranoica; no se puede así,” se lamentó.
Otra vecina mencionó que ingresaron a su vivienda y se llevaron todo lo que pudieron, como una viga de hierro que pesa cerca de 200 kilos, que, según imágenes de circuito cerrado, los ladrones se agenciaron entre dos para poder trasladar, además de una parrilla de asado y la bicicleta de uno de sus hijos.