23 ene. 2025

Con amigos así…

Luis Bareiro – @Luisbareiro

Aquello de “Dios protégeme de mis amigos, que de mis enemigos me encargo yo”, debería ser un mantra permanente en boca del presidente Santiago Peña. En apenas una semana, sus presuntos aliados y los acomodados de turno lograron, sin mucho esfuerzo, arruinar cada uno de los golpes de efecto con los que el novel mandatario intenta crear un ambiente de optimismo que le permita encarar luego las reformas de fondo, esas que (él sabe) serán terriblemente complicadas y tendrán un inevitable costo político.

En los mismos días en los que el presidente anunciaba exultante que la importadora estatal Petropar bajaría los precios de todos sus combustibles, tres fiscales ansiosos por quedar bien con el mandatario de facto, Horacio Cartes, remitieron notas a los dos principales diarios del país exigiendo que identifiquen a los periodistas que escribieron determinados artículos que, según el delirio de la demanda presentada por el tabacalero, le valieron que el Gobierno de los Estados Unidos lo acusara de tener vínculos con la mafia y el terrorismo y lo sancionaran económicamente.

Como en los mejores tiempos del general, el Ministerio Público se pasó por los canales oscuros de la ignorancia preceptos constitucionales básicos, pretendiendo convertir a los medios en delatores de sus propios periodistas. Obviamente, lo que los diarios puedan decir sobre cualquier publicación es lo que está escrito en el papel.

Si la crónica no está firmada, el periódico asume la responsabilidad del artículo. Pretender individualizar al redactor solo puede tener dos objetivos: identificar a la fuente o estimular la autocensura metiendo miedo: noble tarea que hermana a todos los regímenes despóticos del mundo.

Lo cierto es que la atorrantada fiscal –de clara inspiración cartista– le reventó en la cara al presidente la misma mañana en que convocó a las principales autoridades del Congreso, el Poder Judicial, el Ministerio Público y la Contraloría a una cumbre de poderes para acordar un plan de combate a la corrupción. Fue terrible ver cómo se desencajaba el rostro juvenil del mandatario cuando al salir de la reunión la primera consulta fue sobre las consecuencias inmediatas de la vendetta de su padrino.

El bochorno mayor, sin embargo, vendría de parte de quien se dice su principal aliado político, el senador Silvio Ovelar. El presidente del Congreso organizó un partido de fútbol en la mismísima residencia presidencial, entre legisladores y ministros, bajo la consigna de establecer lazos amistosos que faciliten el trabajo coordinado. Para graficar el evento se tomaron una foto que subieron a las redes sociales. En el centro del grupo, con la avergonzada mano del ministro de Educación en su hombro, el senador Erico Galeano, a un paso de la prisión, acusado de vínculos con el narcotráfico y el lavado de dinero, sonríe complacido.

Notable. Un mensaje gansteril para jueces y fiscales. Peña se reúne en Palacio con quienes pretende combatir la corrupción, mientras el titular del Congreso arma un encuentro futbolístico con un acusado de corrupción en la casa del presidente. Con aliados así quién necesita al Departamento de Estado.

Pero, hay más. En la misma semana, pasando por encima de cualquier protocolo, el jefe de Estado asistió a una reunión con funcionarios de menor rango de la Argentina, el ministro de Economía –y precandidato oficialista a la presidencia– Sergio Massa y el ministro de Transporte. Al culminar, el canciller paraguayo anunció que se acordó levantar el peaje que cobra Argentina en la hidrovía, y que nuestro socio en Yacyretá pagó finalmente parte de lo que nos adeuda por cesión de energía. Gol para Peña.

Apenas unas horas después, sin embargo, el Gobierno argentino aclaró ¡en redes sociales! que fue una mala interpretación paraguaya y que seguirán cobrando el peaje. De paso, la EBY informó que los argentinos no pagaron ni medio dólar. Era gol en contra. Lo hicieron participar de una reunión de ministros y lo dejaron como el chico de los recados al que le prometieron propina y después no le dieron ni caramelos.

Peña ya no es el candidato del cartismo, es el presidente de todos los paraguayos. Más nos vale que sus presuntos aliados dejen de boicotearlo, porque lo necesitamos entero para hacer los cambios de fondo.

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