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Ciudad del Este cumple 53 años de fundación y la gente está de fiesta. ¡Es tan lindo ver las principales avenidas decoradas con banderas, letras grandes y luminosas, flores y cántaros coloridos!
Me encanta observar a niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos bailar cada noche después del novenario de San Blas en la explanada de la Catedral esteña. Es una verdadera fiesta popular al son de la música en vivo, la alegría, el amor y el orgullo de pertenecer a Ciudad del Este.
Es necesario destacar la iniciativa de la comisión de festejos, impulsada por la Municipalidad local. Los festejos por el aniversario de Ciudad del Este se han convertido en una tradición que genera identidad y sentido de pertenencia.
Si no fuera por el proselitismo barato -pero caro- que contamina el sentido de la fiesta, todo sería perfecto. Si no fuera, porque sé que se gastan sumas multimillonarias en estos festejos, obviando inversiones necesarias para esta ciudad, viviría esa fiesta con sincera emotividad. Sin embargo no, no puedo hacerlo. Me indigna.
La figura de los candidatos del movimiento que hoy maneja el poder municipal en Ciudad del Este se promociona en estos eventos pagados con dinero de la población entera. Somos una ciudad no un partido. Y no sólo se financian eventos, también material publicitario de contenido proselitista pero muy bien montado.
Soy CDE. ¿Así dice la música no? No sé cuanto del dinero de los contribuyentes fue utilizado para costear la producción de ese material audiovisual que se difunde cada noche en el festejo de aniversario. Sólo sé que no habrá salido nada barato. Es una propaganda proselitista subliminal muy bien montada que causa un efecto hipnotizador.
Definitivamente debo felicitar a los asesores de imagen, marketing, publicidad y relaciones públicas de la Municipalidad. Desde la asunción de “los Zacarías” al poder comunal, el marketing para vender ideas es lo más efectivo de su gestión. Todo empezó con “Ciudad del Este ya cambió...” ¿Será?
Ciudad del Este ya cambió, pero siguen circulando los buses chatarras.
Ciudad del Este ya cambió, pero las calles en los barrios siguen siendo de tierra, y en el asfalto o empedrados los baches te salen a cada paso.
Ciudad del Este ya cambió, pero el tráfico en el centro sigue caótico.
Ciudad del Este ya cambió, pero el servicio de recolección de basura no llega a muchos barrios de la ciudad.
Y muchos otros motivos me obligan a preguntar: ¿Ciudad del Este ya cambió?
Estoy de acuerdo con festejar el aniversario de la ciudad, pero rechazo el proselitismo en estos espacios que son para la gente que desea honrar a su ciudad y no “venerar” a la candidata de turno.
Estoy de acuerdo con invertir en espacios para difundir la cultura y promocionar a nuestros artistas, pero rechazo el “salamerismo”.
Soy de CDE, pero quiero un cambio real no un maquillaje. La ciudad presenta una mejor imagen, lo cual es loable, pero los cambios de fondo, los estructurales, siguen esperando que exista la tan mentada voluntad política.
Ciudad del Este merece cambios de fondo, necesita una transformación real y planificada a corto, mediano y largo plazo. Los esteños necesitan fuentes de trabajo legales y no “aportes” municipales. El dinero de la Municipalidad no es para beneficencia ni proselitismo, es para la implementación de políticas públicas comunales.
Joven, dinámica, multifacética, así es Ciudad del Este. Queda mucho por construir. El cambio no está sólo en manos de las autoridades, sino también en cada uno de nosotros. Un cambio real es la consigna, el resto es sólo ilusionismo político.