Juan José Brull
HUMAITÁ
En este histórico pueblo de Ñeembucú, hay un perro que hace poco más de una década se ha convertido en parte inseparable del paisaje del lugar. Quien visita Humaitá recibe el afecto de esta mascota que ya cuenta, inclusive, con un monumento en la ciudad. Recorre los sitios emblemáticos, no se pierde un desfile estudiantil, merodea las instituciones educativas para jugar con los escolares y, lo que es más sorprendente, brinda compañía a los enfermos. María Ester Flores Riveros, directora del Instituto de Bellas Artes de la Universidad Nacional de Pilar, comenta que se trata de un personaje que habita los espacios públicos de la icónica Humaitá. Incluso se convirtió en una especie de guardián de las ruinas del otrora templo de San Carlos de Borromeo, pues no le pierde pisada a quienes visitan el lugar. Chuco, como bautizaron a este can, tiene 12 años y recibe a los visitantes con gran cariño. “Es definitivamente un pan de Dios. Nos enseña muchas cosas con su afecto y nos guía por cada rincón de la Fortaleza de Humaitá”, refiere. En efecto, todos los que pasan por Humaitá tienen como una ineludible tarea turística sacarse una instantánea con el perrito. Entre los visitantes se escucha: “Si vas a Humaitá y no te sacás una foto con Chuco, no existís”. “Todos los días va a la escuela y al colegio a compartir con sus amigos. Visita y hace compañía a enfermos. Ama la música y sobre todo es un perro que ama su libertad. Es un ser muy especial, puro amor. Es por eso que sus amigos decidieron hacerle una estatua en su homenaje”, explica María Ester. Chuco tiene su propia canción y su video. La gente que lo conoce hasta plantea que se haga un libro sobre su vida.
SU HISTORIA. Hace siete años, Chuco se volvió un perro callejero. Su historia se remonta al rescate de un pescador humaiteño que lo había traído del Puerto de Las Palmas, Argentina, siendo cachorrito con la idea de convertirlo en un perro de un caza. Es así que cuando el animal fue creciendo, el pescador vio en él un compañero para las tareas que emprendía, caza y pesca.
Pero Chuco tenía otros planes y huyó de la sombra del pescador para convertirse en el personaje del pueblo, ya que brinda su amor incondicional a propios y extraños. “Está presente en todas las actividades realizadas en el pueblo, tales como inauguraciones, cumpleaños, velatorio, sepelio, misa, partidos de fútbol, desfiles patrios, fiesta patronal, desfile por el Día del Folclore, por el Día de la Primavera. Es el mejor guía turístico del lugar”, señala María Ester.
Hace poco, al perro le cayó el regalo de una bolsa de 50 kg de Pedigree. También un fiel seguidor suyo, Gerardo Ojeda, procedente de Villarrica, le hizo llegar un regalo para él. Un GPS, que será de mucha utilidad, ya que Chuco había sido robado una noche en la zona del puerto de Humaitá hace unos años. Lo subieron a una lancha y luego a un barco que iba con destino a Asunción.
Fue recuperado gracias a las gestiones de su madrina Reina y la tía Yoly, quienes hicieron las gestiones de buscarlo con la Prefectura local con el clamor del pueblo.