La ciudad de Clorinda, ubicada en la frontera entre Argentina y Paraguay, atraviesa una crisis económica sin precedentes que está golpeando duramente al sector comercial. La combinación de una recesión económica a nivel nacional, la inestabilidad cambiaria y las diferencias impositivas entre ambos países ha generado un escenario desolador para los comerciantes locales. Sin embargo, en la actualidad, la balanza comercial se inclina marcadamente hacia Paraguay, donde los consumidores argentinos encuentran precios significativamente más bajos en una amplia gama de productos, desde electrodomésticos y tecnología hasta alimentos de primera necesidad.
Según informó el medio argentino La Mañana, Leilo Manuel Panza, ex integrante de la Cámara de Comercio de Clorinda, ofreció un panorama detallado de la situación. “Los argentinos estamos cruzando la frontera para comprar en Paraguay. La diferencia de precios es notable, especialmente en electrodomésticos, electrónica y tecnología, pero también en comestibles. Incluso productos fabricados en Argentina se consiguen hasta un 30% más baratos al otro lado de la frontera”, explicó Panza.
Panza señaló que el consumo en Clorinda ha caído cerca de un 80% en los últimos dos años, una cifra alarmante que pone en jaque a los pequeños y medianos comercios, que constituyen la columna vertebral de la economía local. “Las decisiones económicas tomadas a nivel nacional tienen un impacto directo en la frontera, pero también en el resto del país. Estamos sintiendo una recesión que se profundiza día a día”, afirmó.
“En la cuadra donde tengo mi local, 15 comercios cerraron en el último mes. Los costos de alquiler, personal e impuestos se han vuelto insostenibles para muchos”, relató Panza.
A pesar de este panorama adverso, la frontera entre Clorinda y Paraguay mantiene un flujo comercial recíproco. Desde Argentina, se exportan productos esenciales como aceite, leche, azúcar, harina y huevos, que siguen siendo demandados en el mercado paraguayo. Sin embargo, los consumidores locales prefieren cruzar la frontera para aprovechar la competitividad impositiva de Paraguay, donde el impuesto al valor agregado (IVA) oscila entre el 10% y el 12%, en contraste con el 21% aplicado en Argentina.
“La situación es crítica. Los comerciantes hacemos malabares para mantener los negocios a flote, pero la falta de consumo y los altos costos operativos nos están asfixiando”, señaló Panza.
Los pequeños comercios y las pymes, que según Panza son los principales generadores de empleo y riqueza en el país, se ven particularmente afectados por las políticas económicas y la falta de medidas específicas para apoyar al sector. “Necesitamos políticas que fortalezcan a los pequeños comerciantes, que son el motor de la economía local. Sin un cambio de rumbo, el impacto social y económico será aún más grave”, advirtió.