Un parte de los consejeros más importantes del Kremlin volvieron a la carga justo después de la conversación telefónica mantenida este lunes entre los presidentes ruso, Vladimir Putin, y estadounidense, Donald Trump, en la que se acordó la continuación del proceso de paz, probablemente en junio en el Vaticano.
Algunos asesores de Putin apuestan por una exitosa campaña de verano y la conquista de gran parte del Dombás como el mejor argumento para que Kiev acepte sus demandas en la mesa de negociaciones.
Además, quieren introducir toda clase de condiciones en el memorándum u hoja de ruta propuesta por Putin con la excusa de garantizar una paz duradera, lo que dilataría el proceso indefinidamente.
NO QUIEREN UNA TREGUA
Mientras para los ucranianos y sus aliados occidentales un alto el fuego es la máxima prioridad, para los halcones una tregua provisional está a estas alturas fuera de discusión.
El propio Putin explicó después de hablar con Trump que el cese el fuego entraría en vigor una vez que ambos bandos lleguen a acuerdos concretos. Nunca antes.
Según el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, lo que buscan los europeos con sus demandas es “rearmar a Ucrania”, aprovechando un cese de las hostilidades.
“Por eso, ahora nos dicen: ‘Vamos con una tregua y después ya veremos’. No, chicos. Ya pasamos por eso y no queremos más”, señaló durante un viaje a Armenia.
Recordó que en abril de 2022, apenas dos meses después del comienzo de la guerra, Moscú y Kiev ya llegaron a un acuerdo en Estambul, pero “Occidente se lo prohibió firmar” a los ucranianos.
EUROPA, EXCLUIDA
Rusia solo aceptará conceder a Ucrania garantías de seguridad que no incluyan el suministro de armamento occidental y el despliegue de tropas de pacificación europeas.
En opinión de Dmitri Medvédev, ex presidente y subjefe del Consejo de Seguridad de Rusia, dicho emplazamiento de soldados extranjeros en Ucrania oculta, en realidad, planes de “expansión” que pueden, advierte, conducir a un conflicto global con “fatales consecuencias”.
Moscú únicamente permitiría una misión de paz de la ONU, lo que excluiría en todo caso a los países que apoyaron militarmente a Kiev, sea como armas, dinero o mercenarios, en lo que llamó “soterrada guerra híbrida contra Rusia”.
En caso de que los europeos desplieguen tropas en el país vecino sin respetar los principios de Naciones Unidas, podrían convertirse en “un objetivo militar legítimo”, amenazó Medvédev.
Rusia acusa a los europeos de querer escalar el conflicto, al tiempo que intentan persuadir a Estados Unidos para que secunde las sanciones aprobadas por Bruselas, a lo que Washington se niega por el momento.
LA LEGITIMIDAD DE ZELENSKI
Mientras el Kremlin parece haber dejado de lado este asunto, los halcones aprovecharon el año que se ha cumplido desde que terminara el mandato del presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, para poner en duda su legitimidad.
“Zelenski no es apto para el papel de firmante del memorándum sobre el arreglo del conflicto debido a su estatus legal”, dijo Rodión Miroshnik, antiguo diputado ucraniano reconvertido en alto funcionario del Ministerio de Exteriores ruso.
Añadió que Moscú lo tendrá en cuenta a la hora de elaborar el memorándum, ya que no quieren dejar ningún “resquicio legal” que lo convierta en nulo.
Como alternativa, los rusos proponen que Ucrania celebre nuevas elecciones presidenciales, opción que la actual Administración estadounidense nunca vio con malos ojos, aunque Kiev lo descarta mientras continúen los combates.
“Este régimen agotó sus facultades (...), hay que recurrir a la actual Constitución ucraniana y encontrar individuos” que puedan firmar un documento internacional jurídicamente vinculante, añadió Medvédev.
Desde hace un año, Putin, que reformó la Constitución para seguir en el Kremlin hasta 2036, pone en duda la legitimidad de Zelenski, obviando que la ley marcial le impide convocar elecciones.
Fuente: EFE.