Los paisajes costeros han sido durante mucho tiempo un tema de fascinación para los artistas. Capturar la belleza de estos sitios les permite retratar obras de arte asociadas con el entorno. Estas pinturas evocan sentimientos de calma y paz, lo que las convierte en una opción mágica para la decoración del hogar.
Mario dos Santos Silva es uno de estos visionarios artistas que con sus cuadros eternizan lugares que con el correr de los años fueron cambiando, ya sea por efecto climático o por intervenciones humanas.
Señala que mediante sus trabajos pudo rescatar paisajes que ya no están en la costa de Pilar. “Las costas de Pilar ya no son las que vemos. La obra de la defensa costera modificó totalmente el paisaje costero”, comparte el artista.
Mario nació en 1952 y desde pequeño dice que “la naturaleza fue siempre mi fuente de inspiración”. Sus representaciones pictóricas retratan precisamente paisajes emblemáticos de la capital del Departamento de Ñeembucú.
Todo lo que se observa en la orilla del río Paraguay tiene sentido para sus obras, lanchas, canoas, pescadores y rostros curtidos por el tiempo dan cabida para su arte.
“Soy ochenta por ciento autodidacta, pinto con distintas técnicas, fundamentalmente óleos, lápices de colores, técnicas de sombreado. El retrato me gusta muchísimo y la temática de la costa de nuestros ríos, arroyos, pescadores es lo que siempre me gustó y me inspiró”, suscribe.
Recuerda que en el año 75 ingresó a Manufactura Pilar, como dibujante textil. “En ese ámbito aprendí todo lo que atañe al diseño textil, igualmente me permitió viajar a Europa y Brasil, donde me especialicé en esta carrera de la estampación textil”, relata.
“Con el diseño textil también aprendí colorimetría aplicada a la estampa, en los inicios todo era manual, posteriormente avanzamos con la tecnología y sobrevino la computadora”, apunta.
En palabras de Mario, la interpretación del paisaje a través de la pintura es fundamental para valorar la cultura y la identidad locales.
“Pilar tiene una rica historia de artistas. Esto por las personas que habitaron en esta ciudad, que definitivamente crearon el semillero para que otros incursionen en esta disciplina del arte”, refiere Mario, quien es sobrino de una de las grandes pintoras que dio Pilar, Ramonita Silva.
Reseña que, hacia la década de los veinte del siglo pasado, incursionaron los artistas plásticos en Pilar.
“Como los maestros italianos, en medio de esto se da la aparición de una familia chilena (los Fonseca) una extraordinaria pintora, con un estilo renacentista, ella fue una de las precursoras para que los jóvenes se interesen por el arte”, dice.
Mario menciona al “maestro Sánchez” y dice que fue una persona que impulsó fuertemente el arte plástico en su ciudad. “Con él, aprendí los primeros pasos del óleo en el colegio italiano Santo Tomás, donde uno optaba por aprender a dibujar, artesanía u otras manualidades. Yo opté por el arte del dibujo y la pintura”, concluye.
 
    
     
    
     
 
 
 
 
 
 
 
