De acuerdo con la investigación, liderada por el Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la UAB y divulgada este martes, las plantas del planeta podrían adaptarse a las mayores concentraciones atmosféricas de dióxido de carbono que se esperan para el futuro y llegar a almacenar el equivalente a seis años de emisiones de combustibles fósiles.
Un fenómeno que se produciría por la asociación simbiótica de árboles con microorganismos del suelo y hongos que los ayudan a extraer nitrógeno y fósforo de forma más efectiva, lo que les sirve para equilibrar en su dieta la captura extra de dióxido de carbono.
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No obstante, el estudio, publicado en la revista Nature Climate Change, también advierte de que los árboles tan solo pueden absorber una fracción de todo el CO2 de la atmósfera y que su capacidad para continuar haciéndolo más allá del año 2100 es incierta.
Se debe paralizar la deforestación
Según los científicos, la forma más segura de limitar el calentamiento global y frenar la crisis climática es dejar de extraer combustibles fósiles y paralizar la desforestación para preservar los bosques de forma intacta.
“Plantar árboles o restaurarlos es como ingresar dinero en el banco”, aseguró en un comunicado de la UAB el coautor del estudio Rob Jackson, quien explicó que “el crecimiento extra de los árboles con el del dióxido de carbono es el interés que ganamos en nuestra cuenta”.
Para llevar a cabo su pesquisa y debido a la falta de predicciones firmes a escala global sobre los niveles de CO2 que habrá en el futuro, los investigadores sintetizaron datos de todos los experimentos conducidos hasta el momento.
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También emplearon métodos estadísticos, de inteligencia artificial, modelos matemáticos y datos satelitales para cuantificar la capacidad de los nutrientes y del clima y descifrar el potencial de las plantas y árboles para absorber el CO2 extra.
Las conclusiones ponen de relieve la importancia de preservar los bosques tropicales como el del Amazonas, el Congo y el de Indonesia, ya que son las regiones con mayor potencial para almacenar los sobrantes adicionales de este gas.
“Estamos avanzando de manera inexorable hacia la pérdida de un instrumento muy importante para limitar el calentamiento global”, alertó el también autor del estudio César Terrer antes de lamentar que hayamos presenciado ya “la tala indiscriminada de bosques prístinos y selvas tropicales que constituyen los depósitos más grandes de biomasa del planeta”.