Son ocho espacios verdes que abarcan un total de 63.760 hectáreas, y con la franja de protección del embalse ascienden a 87.000 las hectáreas que están bajo protección, constituyendo un refugio para una diversidad asombrosa de flora y fauna.
Este corredor verde otorga a los visitantes la oportunidad de conectarse con la naturaleza en estado puro.
Cada sitio representa un refugio para una gran variedad de especies de flora y fauna, convirtiéndose en un oasis para los amantes de la naturaleza. Se trata de las reservas naturales de Tatí Yupí, Pikyry, Yvyty Rokái, Limoy, Carapã, Itabo, Pozuelo y el Refugio Biológico Binacional Mbaracayú, que conforman un mosaico de ecosistemas únicos.
Desde bosques atlánticos hasta humedales y campos cerrados, estas áreas protegidas albergan una gran variedad de animales, desde felinos hasta pequeños colibríes.
Las reservas naturales de Itaipú Binacional no solo son un espacio vital para la conservación de la biodiversidad, sino que también ofrecen a los visitantes la oportunidad única de conectar con la naturaleza en su estado más puro.
Senderos interpretativos, miradores y áreas de pícnic permiten a los amantes de la naturaleza observar la fauna y flora nativa, disfrutar del aire fresco y del canto de las aves.
RESPETO. Si bien, la interacción con la naturaleza es una experiencia enriquecedora, es importante recordar que las reservas naturales son el hogar de animales salvajes.
Desde la Itaipú Binacional se viene trabajando en la concienciación sobre la alimentación de estos animales que, por más amistoso que parezca, puede tener graves consecuencias para su salud y comportamiento. Se insiste en que es fundamental respetar su espacio y permitirles vivir en armonía con su entorno natural.
En la Reserva Natural Tatí Yupí, situada en la ciudad de Hernandarias, se observan frecuentemente ejemplares de coatíes (Nasua nasua), monos capuchinos (Sapajus cay) y urracas (Cyanocorax chrysops).
Estas especies se acercan a los visitantes, quienes suelen invitarles un poco de sus víveres. En ocasiones, los propios animales roban los comestibles de los turistas, ya por haber desarrollado la costumbre al alimento.
Aunque pueda verse como un acto de cariño hacia ellos, proveerles alimentos comunes de la dieta humana puede alterar su forma de relacionarse con el entorno y tener consecuencias peligrosas.
Algunas de estas alteraciones de comportamiento podrían ocasionar que los animales dejen de tener miedo a los humanos, por la costumbre de que reciben comida al acercarse a las personas.
Esta situación podría volverlos más vulnerables a la cacería furtiva, al igual que agresivos cuando se aproximan y no reciben lo que buscan. En este último caso, pueden convertirse en un peligro en los espacios de uso público como son los lugares de recreación de las áreas protegidas.
Los animales salvajes que pueblan estas reservas cumplen un rol fundamental en la preservación de los bosques. Al comer frutos y semillas de plantas nativas, los animales diseminan las semillas dentro del bosque a través de sus excrementos. Alimentando a los animales se corre el riesgo de alterar este comportamiento e incluso se podrían estar introduciendo semillas de especies exóticas a los bosques nativos, alterando el equilibrio del ecosistema. Itaipú Binacional, a través de la administración de estas reservas naturales, demuestra su compromiso con la protección del medioambiente y la promoción del desarrollo sostenible. Estas áreas protegidas no solo son un legado invaluable para las generaciones presentes, sino que también representan una inversión en el futuro de nuestro planeta.