Un CEO de una agencia denominada Human to Human, Luis Díaz, sostuvo que la mayor parte de la comunidad que rodea a un influencer suele ser falsa y que la audiencia es de muy baja calidad.
En España, las marcas invirtieron 35 millones de euros en campañas con influencers pero sin tener retorno alguno. Díaz indicó que los posteos funcionan si se hacen bien, pueden llegar a ser más efectivos que la mayor parte de la publicidad en medios digitales.
Uno de los problemas es que las agencias de publicidad, al menos en España, van a lo que brilla, no a lo que funciona, según Adrián Mediavilla, jefe de Estrategia de la agencia Grey en el país ibérico.
El experto manifestó a El Mundo, que nadie se pregunta cuántos usuarios reales tiene un influencer o cuánto retorno tiene una campaña en Instagram respecto a una campaña en la televisión o una página en el periódico.
Otra cuestión pasa porque los propios usuarios ya empiezan a mostrar señales de hartazgo de los influencers. Es que esta actividad pasó de ser una moda a una profesión.
Además, según un estudio que recoge el medio español, la mitad de los consumidores están cansados de los mensajes repetitivos y de baja calidad que publican los perfiles que mayor cantidad de seguidores tienen. La principal crítica es que son demasiado materialistas y distorsionan la vida real.
La salida puede ser los microinfluencers, que tienen menos seguidores pero resultan más creíbles.