La dirigente Guillermina Kanonnikoff exclama indignada: “¡Cómo alguien como Darío Filártiga puede representar al Paraguay!”. Filártiga cuenta con credenciales reprochables que incluyen haber sido secretario privado de Sabino Augusto Montanaro, temible ministro del Interior de la dictadura del general Alfredo Stroessner (1954-1989), responsable de detenciones arbitrarias, torturas y desapariciones de compatriotas durante el régimen despótico.
Dice que conoció a Filártiga en esa época, cuando en reiteradas ocasiones y vanamente iba al Ministerio del Interior, luego de permanecer dos años como presa política en la cárcel de Emboscada, para pedir ser recibida por Montanaro y reclamarle que le devuelvan su documento de identidad. Precisaba gestionar el pasaporte e ir al exilio.
“Filártiga es una persona genuflexa, servil, mentirosa y acostumbrada a elevar loas para congraciarse con el poder. Una persona así, tan voluble y con estas características, no creo que pueda representar al país como embajador”, resaltó.
Su designación como embajador ante Taiwán permitirá comprobar de nuevo que el stronismo sigue latente, considera. “Representa a una época que queremos sepultar, pero nunca olvidar. Porque esta gente tiene mucho todavía que pagar. Mucho por lo cual responder, en lugar de ser premiada con cargos”, critica. El pedido de acuerdo constitucional para la designación cuenta con dictamen favorable de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.
Guillermina Kanonnikoff militaba en la Organización Primero de Marzo (OPM), fue presa política, sufrió la tortura y muerte de su esposo Mario Schaerer Prono, y vivió su maternidad en prisión. “Cuando llegaba yo al Ministerio del Interior y Filártiga me veía, ponía un gesto despectivo, me miraba con desprecio”, recuerda.
La dirigente lamenta que lo único que se pueda esperar del actual “bastardeado“ Congreso es este tipo de nombramientos.