19 may. 2024

¡Pura adrenalina!: Limpiavidrios se ganan la vida trabajando “en el cielo”

Cuatro valientes relatan la osadía de colgarse de edificios de hasta 19 pisos. Con el tiempo perdieron el miedo a las alturas

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Por Irma Oviedo

Colgados en el aire, osan desafiar al vértigo para limpiar ventanas a más 70 metros de altura. Los silleteros, como son denominados, son obreros que se encargan de hacer brillar los vidrios de los edificios más altos de Asunción.

Cuatro valientes relatan la osadía diaria de trabajar cerca del cielo . Rigoberto Céspedes (47) suma 25 años limpiando los vidrios de las edificaciones a más de 70 metros de altura. Lleva 12 años trabajando en una empresa de limpieza que ofrece este servicio. A sus 22 años, Céspedes inició el desafío. Con porte seguro y sin titubeos, asegura que no tiene miedo de la altura. “La valentía la saqué de mis padres, vivía en el campo, tenía mucho coraje”.

Rigoberto es el maestro de quienes optan por trabajar en el aire. Preparación física y mental es la clave, dice.

"¡Es pura adrenalina!”. Así define al oficio Roberto Arévalos (28), quien admitió que por necesidad optó por la tarea. En su primera experiencia, el viento fue muy fuerte y lo asustó. Ese mismo día se dijo a sí mismo: “Hoy renuncio”, relató entre risas. Pero la realidad es otra, y desde hace dos años sigue desafiando a la vida para ganarse el pan de cada día.

A Raúl Palma (34) le costó seis meses adaptarse a la altura. Como todos, empezó siendo ayudante para luego emprender el vuelo en el aire. Hoy se siente seguro y hace el trabajo con toda normalidad. Suma seis años de experiencia. Éver Sánchez (34) dijo que al principio le fue difícil colgarse, luego tomó confianza. Dos años se desempeñó como ayudante, para luego emprender la arriesgada tarea.

No hay recetas para superar el miedo, solo coraje, admiten. Por ser un trabajo solo para valientes, el pago es bueno y sirve para mantener a la familia, aseveran los corajudos.

Ataviados con uniformes, cascos, guantes, arnés y los equipos de limpieza hacen su labor. Previamente, verifican las condiciones climáticas, la velocidad del viento, estructura del edificio. Cuando llueve y hay viento fuerte no se trabaja, es la ley en este oficio.

La jornada laboral es de ocho horas diarias, con descansos paulatinos. Un edifico con 20 pisos puede llevar hasta una semana. La demanda del servicio es alta, señaló Diosnel Ocampos, fiscalizador de la firma El Mejor.

Para colgarse en el aire no deben tener colesterol alto porque un mareo puede ser un factor de peligro. Además no deben tener sobrepeso ni ser propensos a convulsiones, explicó el supervisor Antonio Montanía. Y vos, ¿te animarías a un trabajo de altura?

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