En política se refiere a que ciertos aspectos de esta, por más que sean despreciables y ruines, son necesarios e inevitables, por lo que cualquier proyecto político exitoso debe aceptarlos.
Es lo que hizo el presidente de la República, Santiago Peña, quien últimamente cae en contradicciones y debe asumir costos políticos, a pesar de que ello le juegue en contra. Pese a tener mayorías en ambas Cámaras del Congreso, el jefe de Estado opta por apoyar temas controversiales que se suscitan al interior de su partido y son protagonizados por sus propios aliados del entorno HC.
Pese a los traspiés que protagonizan dirigentes de su propio partido político, Peña debe asumir el desgaste de su figura intentando defender los hechos cometidos por su entorno.
EL CASO ERICO
Un primer caso, el mes pasado tuvo que ver con Erico Galeano. El mandatario se puso el sayo y lo defendió.
Con total normalidad, Peña justificó la polémica y nueva figura impulsada por la bancada cartista para devolver a sus senadores sus fueros en medio de un proceso judicial.
El presidente entró en contradicción con su discurso inicial cuando pidió a Erico Galeano que se someta a la justicia; sin embargo, luego estuvo a favor de interrumpir el proceso y blindar al legislador.
El senador está imputado por lavado de dinero y asociación criminal y el cartismo intentó salvarlo de una eventual condena. La equivocación del “desdesafuero” fue tal que Honor Colorado tuvo que retroceder y pedir perdón, una humillación que salpicó hasta al propio presidente.
NEPOBABIES
En otro punto en el que el jefe de Estado tuvo que salir de su discurso, fue cuando defendió la contratación de hijos de políticos en el Estado, conocidos como “Nepobabies”, argumentando que no se infringió ninguna ley, pese a ser un tema escandaloso, y que derivó en la crítica de varios sectores ciudadanos.
Como solución a los problemas de nepotismo, el Presidente volvió a insistir en el proyecto del servicio civil que impulsan desde el Ejecutivo.
COSTO POLÍTICO
Pero llamativamente, pese a las críticas, el titular del Ejecutivo no paró en poner la mano en el fuego por sus correligionarios.
Peña igualmente asumió autoría admitiendo que fue quien autorizó la contratación de Magida Esgaib, hija del diputado Yamil Esgaib, en la Embajada de Paraguay en Londres, con un salario de más de G. 20 millones sin contar con título universitario.
Este hecho generó un repudio generalizado de la ciudadanía, pero Peña, lejos de ruborizarse, asumió el costo.
“Yo autoricé el ingreso de la hija de Yamil. Lastimosamente, fue afectada por el retiro de la visa y no pudo continuar sus estudios en Estados Unidos y pidió colaborar mientras estudiaba (mecatrónica) y me pareció razonable”, dijo en una entrevista sin tapujos.
ENFRENTAMIENTO
La primera gran movilización de los jóvenes universitarios que tuvo que soportar Peña en su Gobierno se dió semanas atrás, en medio de acusaciones mutuas.
El presidente los trató de “minoría ruidosa” y otros referentes cartistas respondieron con soberbia y ofensas a los estudiantes. El gobierno no logró desactivar la indignación.
La manifestación se dio en protesta por la eliminación del Fonacide. Pena dijo semanas atrás que las últimas decisiones del Congreso Nacional “no entorpecen” su gestión. Al contrario, se mostró agradecido porque hasta ahora se aprobó el 100% de las leyes elaboradas por el Ejecutivo.
LAS NEGOCIACIONES EN TORNO A LOS PASES
Peña defendió el desafuero de Erico y Rivas, pese a que luego rectificaron el “error” que cometieron la bancada de Honor Colorado y sus aliados al restituir los fueros a los legisladores colorados.
El presidente reconoció haber autorizado la contratación de la hija del diputado Yamil Esgaib en la Embajada de Paraguay en Londres, con un salario superior a los G. 20 millones y lo calificó como una “decisión política”.
El mandatario avaló la contratación de los nepobabies, o hijos de legisladores. Afirmó que no se infringió ninguna ley y se respaldó en el proyecto de servicio civil como solución, lo que generó una ola de repudio.
Peña defendió la decisión de Alliana de brindar una oportunidad laboral a su hija, alegando que el diputado Latorre necesitaba a alguien de confianza en el cargo. Además, señaló que no criticó a legisladores opositores que también tienen familiares en la función pública.