29 mar. 2024

Nativos sustentables: La conciencia ecológica en las nuevas generaciones

Los contenidos televisivos y los programas educativos en las escuelas incluyen hoy, más que nunca, el mensaje acerca de la importancia de la ecología. ¿Qué se puede hacer desde el hogar para inculcar en los niños el amor por la naturaleza y una mayor conciencia ecológica?

Por Karen Núñez – TW: @karencitanunez

¿Son los niños de hoy más conscientes acerca de la importancia del cuidado del medio ambiente? ¿Cómo podemos lograr que desde temprana edad aprendan a amar a la naturaleza? Acerca de esto ULTIMAHORA.COM conversó con varias personas que nos compartieron sus observaciones y experiencias. Entre ellas, Silvana Domínguez Elizeche, licenciada en Educación Parvularia, artista visual y mamá de Matilda, una niña de 4 años. Silvana también dirige talleres de expresión infantil en 123 miro, un espacio cultural que promueve diferentes expresiones artísticas.

Ella considera que, hoy en día, los niños reciben más información acerca de la ecología, pues consignas como: “No tirar la basura, cuidemos los árboles, aprendamos a reciclar, cuidemos los animales”, resuenan mucho más que antes. Sin embargo, aunque los niños reciben estos mensajes, “después ven en la realidad que muy poco se cumple y a ellos esto no les pasa desapercibido”.

Colaboran con la concienciación acerca del cuidado del medio ambiente, los contenidos televisivos, ya que en la actualidad muchos programas desarrollan modelos pro-ambiente. También hay escuelas que trabajan en base a proyectos en torno a la conservación del medio ambiente, y en muchos hogares se habla del tema, se separa la basura o se recicla, observa Silvana.

Recuerda que, de niña, tuvo un privilegio que no sabe si hoy tienen la mayoría de los niños, en especial los que viven en zonas más urbanas: “Tuve una experiencia muy hermosa con la naturaleza, desde muy pequeña. Íbamos a acampar, hacíamos exploraciones, plantábamos, nos bañábamos en el río o arroyo, escuchábamos los ruidos del monte, veíamos las estrellas a campo abierto, juntábamos mangos o guayabas y hacíamos mermeladas”.

Para ella, aunque el concepto está, pocos chicos tienen realmente una experiencia directa con la naturaleza. “Un bello paisaje hoy lo disfrutamos por Facebook o Instagram, lastimosamente”, afirma y resalta: “Creo que en el disfrute de la naturaleza y cuando hay apego a ella es cuando uno más la cuida”. Por esto, “es importante que el niño aprenda a conectarse con la naturaleza, con la contemplación, con el asombro, que surja la creatividad”.

Por su parte, Soledad Acosta, propietaria de Prana, frutos de la tierra, también considera que los niños de hoy tienen una mayor conciencia ecológica y que la crisis ambiental, de alguna manera, fuerza este proceso de concienciación. Pero, según su opinión, existe mucha fragmentación en esa mirada ecológica, “es decir, falta ahondar en las causas sociales y políticas que están detrás de la destrucción del medio ambiente y entender que todo está ligado con todo. Nuestros hábitos diarios también sostienen un sistema que está colapsando el planeta”, afirma. Y resalta que la educación se da con el ejemplo, por lo que los adultos deben iniciar un cambio de hábitos para poder promover y sostener en la casa un estilo de vida con conciencia ecológica.

Promoviendo el amor a la naturaleza desde el hogar

Para Silvana, lo primero que cada familia debe hacer es una autocrítica acerca de cómo vive la conciencia ecológica. “Si un padre o madre tira basura por la ventanilla del auto o una bolsa en un arroyo o río, o sale de una habitación y deja todo prendido: la tele, las luces y no apaga nada, quema basura en un baldío... es difícil que los chicos tengan una conciencia ecológica”, advierte.

Como consejo, comparte algunas sugerencias prácticas que pueden enseñar a los niños a amar la naturaleza:

1. Que el niño se encargue de una planta, que la riegue, la abone, que sea su responsabilidad.

2. Que tenga una mascota, a la cual le puede bañar, dar de comer, cuidar.

3. Que realicen paseos al aire libre, que conozcan el interior de su país y sus bellos paisajes.

4. Que los chicos aprendan a aburrirse porque es un excelente aliado de la creatividad.

“Erróneamente se cree que el chico debe estar todo el tiempo con actividades para que no se aburra y debe tener todo tipo de tecnología al alcance todo el momento. Sin embargo, ese tiempo aparentemente ‘improductivo’ hace que el chico salga al patio, vea las flores de su jardín, juegue con arena o con ramitas, descubra si hay hormigas o bichos, juegue a la sombra de un árbol”, asegura. Y finalmente expresa: “‘Caminar con la naturaleza clarifica nuestra mente’, no recuerdo quién lo dijo, pero tiene mucha razón.

La ecología y la alimentación

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Soledad Acosta explica que la alimentación “es fundamental para mejorar nuestra calidad de vida (y la del planeta) y poder responder a las exigencias del día a día”.

Ella sugiere: “optar por una alimentación más natural, evitar tantos productos envasados y refinados, llenos de químicos, aditivos, conservantes, que dañan nuestro organismo, generan toneladas de basura y contaminan el medio ambiente desde el proceso de producción”.

Aunque sabe que esto no es fácil, enfatiza que los adultos “debemos entender el gran perjuicio que la industria alimentaria genera y estar dispuestos a transformar nuestro estilo de vida. Recuperar el sabor y los olores de la cocina, cocinar en la casa, involucrar a todos los miembros de la familia en este proceso. Hacer de la comida un encuentro y no un trámite”.

“Pueden parecer nimiedades, pero si nos detenemos a observar el día a día, nos daremos cuenta que ni siquiera preparamos un jugo para los niños, todo es envasado, rápido, fácil. Eso no tiene nada de ecológico, desde ningún punto de vista. El estrés, el trabajo, el internet se llevan nuestro tiempo”, observa y considera que la alimentación debe ser “lo más natural posible, lo que consigamos, lo que se pueda...A veces encontrás una papa frita envasada orgánica, bueno, para mí, eso es un sinsentido. No le veo nada de transformador a eso. Es el mismo esquema consumista con la cara lavada”.

Ella misma saca a relucir la cuestión de si es muy caro sostener un estilo de vida así, y responde: “Puede ser, hay productos que innegablemente son más costosos, pero la salud es una inversión a largo plazo. Y la salud de nuestro planeta también”.

Finalmente, expresa: “Cuantos más seamos los que empezamos a cuestionarnos qué está pasando, por qué tantas enfermedades, por qué tanto calor y unamos los hilos de este entramado y veamos que nosotros también colaboramos con eso, podremos tomar las decisiones adecuadas para ir removiendo el avispero. Y el otro camino es recuperar el sentido y el valor de cultivar nuestros alimentos, aunque sea de manera simbólica, tener alguna planta aromática, una huertita, algo que nos conecte de vuelta con los alimentos naturales...e invitar a los niños en este proceso también”.

Las huertitas y el jardín son una manera sencilla de involucrar a los niños

Jorge González, padre de dos niñas y uno de los responsables, junto con su esposa Magalí, del blog Huertitas.com, relató brevemente su experiencia familiar y la manera en que esto ha servido para enseñar a sus hijas a amar la naturaleza.

Ellos buscaban cambiar sus hábitos alimenticios y también acercar a sus hijas a la naturaleza, y les pareció que una manera sencilla de hacerlo sería a través de una pequeña huerta. “Sermonear nomás acerca de la naturaleza y no tocar la tierra no tiene el mismo efecto”, explicó Jorge.

Comentó que trataron de incluir e involucrar a sus hijas en los distintos pasos de la creación y cuidado de la huerta, respetando sus tiempos, y a su hija mayor (5 años) le empezó a gustar. “Los niños asimilan las cosas de una manera más ‘mágica’ que nosotros los adultos”, afirmó y recordó que los pequeños tienen su propia búsqueda y en los momentos de juego (por iniciativa propia) es cuando sus hijas se involucraron más con el tema de las plantitas, y los adultos estuvieron solo para guiarles.

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Con respecto a los resultados dijo: “Creo que ahora será más fácil que cuando (mis hijas) sean adolescentes o adultas, tengan incorporado que la naturaleza tiene cosas lindas; y será más difícil que cuando ellas vean a un bicho, se apresuren a matarlo porque sí”.

Entre los beneficios de tener este pequeño espacio de contacto con la naturaleza, ya sea un jardín o una huerta, González resalta que a su familia le ayudó a descubrir todo un mundo nuevo, a ver de otra manera a los bichos, sabiendo que hay insectos benéficos para las plantas y que ayudan a mantener el equilibrio del ambiente. También les enseñó a saber que no todo lo podemos controlar sino que la naturaleza tiene sus propios tiempos, que hay que saber respetar. Dedicarse a la huerta o jardín ayuda a desconectar a los niños –y a los adultos– del mundo tecnológico y virtual que nos tiene tan acelerados. “Es hasta terapéutico”, aseguró. Asimismo, dijo que el hecho de participar del proceso de crecimiento de una planta, ayuda a que los niños estén más dispuestos a probar las verduras y así ampliar sus gustos y mejorar su alimentación.

Por último, recalcó que es muy sencillo comenzar una huertita. No hace falta tener un gran patio; con una maceta en el balcón puede ser suficiente. Los elementos son fáciles de conseguir y prácticamente sin costo: un poco de tierra, un pequeño espacio, semillas (que se pueden obtener de los alimentos que consumimos normalmente o también se pueden comprar), asegurarnos de que las plantas reciban sol y regarlas todos los días, preferentemente de mañana y de tardecita cuando no les da de pleno la luz del sol.

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