Giménez aseguró que Hacienda le hizo un topeo al presupuesto de la UNA. Sin embargo, el Consejo Directivo de esa casa de estudios hizo que ese recorte caiga sobre Clínicas. Explicó que la ejecución presupuestaria de la UNA fue de 87% en el 2016 y eso se repite en el 2017.
Para la ministra “no existió un recorte verdaderamente”, sino “un sinceramiento presupuestario”, pero el Consejo aplicó ese recorte a áreas sensibles, como Clínicas.
“Lo que le molestó a la UNA fue que este año nos avivamos y anticipamos”, consideró Giménez. Alegó que desde Hacienda tienen que tomar “decisiones difíciles porque la plata no alcanza”.
La preocupación de la UNA fue que la reprogramación presupuestaria, que asciende a G. 14.000 millones, suprime poco más de G. 1.200 millones a la Facultad de Ingeniería y cerca de G. 2.200 millones a la Facultad de Politécnica, por citar unos casos. A priori ambas son tomadas como estratégicas para el desarrollo social y económico del país.
Igualmente, los doce decanos enviaron una nota a las cámaras de Diputados y de Senadores solicitando la reposición presupuestaria a cada unidad académica. En ella alertaron sobre el peligro que representa para la educación carecer de esos fondos por el solo fin de ahorrar al Estado.