Su relato y el de otras paraguayas que fueron rescatadas de Turquía forman parte de los procesos abiertos a los presuntos miembros de esta organización que captaba a jóvenes mujeres en diversos puntos del país y operaba principalmente en Caaguazú.
En sus declaraciones, las víctimas procuraron pintar los días de terror que vivieron en la República Turca del Norte de Chipre. Las chicas, que en su mayoría tienen alrededor de 20 años de edad, fueron llevadas a Nicosia, una ciudad dividida con la República de Chipre, donde pararon en un local nocturno llamado Kings Club.
Investigadores de esta organización explicaron que en Nicosia los lupanares explotan sexualmente principalmente a extranjeras.
De acuerdo a los testimonios, luego de tres meses las paraguayas podían ser liberadas, si es que a su vez captaban a dos nuevas víctimas para el Kings Club.
Días atrás, la fiscala Teresa Martínez informó en rueda de prensa que veinticuatro paraguayas fueron llevadas por esta organización en los últimos años. Doce de ellas ya fueron rescatadas, ocho permanecen en Nicosia y cuatro habrían sido llevadas a España.
ENGAÑADA. Pablina viajó a Nicosia y el día siguiente a su arribo, le informaron que no había lugar en el restaurante e iba a tener que trabajar en un “boliche”, y tener relaciones sexuales con los clientes.
La mujer que las recibió y el dueño del lugar, a quien las paraguayas identificaron como Ali Kalyon y está siendo buscado ahora por la Interpol, obligaron a Pablina a prostituirse, ya que ella se negó a hacerlo. “Muchas veces me drogaron para que yo accediera a estar con los clientes (...) Jamás supe cuánto se cobraba por mis servicios, a mi jamás me dieron dinero”, declaró tras ser liberada.
Cuando una mujer de la organización la llevó ante la Policía de Nicosia para que dejara constancia que estaba ahí por su propia voluntad –las leyes locales permiten la prostitución y la explotación sexual bajo consentimiento–, logró comunicar que estaba ahí en contra de su voluntad. De esta forma, ella y otras dos chicas pudieron retornar a Paraguay.
SIN PROTECCIÓN. La historia de Claudia (nombre ficticio) es diferente. Esta fue la tercera vez que cayó en una red de trata de personas, con poco más de 20 años. Antes de viajar a Turquía en abril del 2014, ella ya se había resignado a ejercer la prostitución y se negaba a recibir asistencia como víctima.
En el tiempo que estuvo en Nicosia, el dueño de Kings Club la violó, la agredió físicamente, la drogó y la obligó a tener sexo con clientes sin protección. Incluso fue presionada para captar a una familiar para que también sea prostituida en el club nocturno. Finalmente escapó con otras paraguayas que pidieron ayuda a la policía local.
Otras mujeres contaron que fueron violadas y filmadas por el tal Ali Kalyon. Los videos luego fueron enviados a sus comunidades en Paraguay.