19 may. 2024

“Las obras deben tener un mensaje”

Por Rocío Cáceres

Foto: UH Edicion Impresa

Foto: UH Edicion Impresa

rcaceres@uhora.com.py

Fue trabajando en Tenerife, España, “haciendo cintos, todo el día encerrado”, cuando Chacho López Grenno se dio cuenta de que eso no era lo suyo y no dudó: junto a su entonces esposa se aventuró como titiritero, profesión y vocación que disfruta hasta hoy, con la misma pasión, después de 41 años.

“Ella me comentó que vio títeres en Alemania, y yo en Encarnación (su ciudad natal), y dijimos: ‘por qué no hacemos títeres’, y entonces fuimos hasta Igueste de San Andrés, y ubicamos una carpa a orillas del mar. Hicimos como un alero con hojas y ahí creamos nuestra primera obra: Las Cuatro Estaciones, con música de Vivaldi”, recuerda con emoción sobre su primera creación, que sigue vigente desde 1975.

Estuvieron en la isla canaria tres años, fueron a la península otros dos años y luego vinieron a Paraguay, donde los títeres estaban en auge de manos de Don Policarpo (Humberto Gulino y Elisa Godoy), Juanito Cartes y otros titiriteros. “Llegamos en 1980, nos quedamos seis años aproximadamente”, y luego Chacho viajó por todo el mundo, antes de regresar para quedarse.

Alma libre. Todos sus títeres son fruto de su imaginación. “Afortunadamente no existía YouTube, porque cualquier factor externo te condiciona, eso se puede mirar después de navegar dentro de uno mismo”, asegura y añade que “hay que crear un estado del alma, ya que no hay creadores sino transmisores”.

A más de 100 títeres dio vida a lo largo de su carrera López Grenno, a los que se suman máscaras gigantes de papel maché, muebles reciclados y cajas lambe lambe (teatro en miniatura), en lo que precisamente estaba trabajando cuando recibió al equipo de ÚH.

“Estoy preparando uno con visores para tres personas, ya tengo para dos y otro de uno”, añadió que no tiene una fecha para terminarlo, ya que no le gustan los plazos. “Pienso que hay que hacer las cosas con locura, hay que sentirlas, vivirlas”, asegura.

Imperdible. Sus títeres y sus historias son pedagógicos, ya que para él todas “las obras deben tener un mensaje, no hay conducta sin mensaje”, por lo que apuesta a temas de actualidad: violencia familiar, sida, valores y amor a la naturaleza. Esto es lo que busca trasmitir con Gina morena soprano, obra que presenta mañana, a las 19.00, en el Guarará, en Del Maestro entre General Garay y Rivarola. “Gina es una mujer de rasgos indígenas que tiene una voz maravillosa...”, adelanta sin contar el final de la historia, que como todos sus trabajos deja un mensaje.

A lo largo de su carrera tuvo y sigue teniendo grandes satisfacciones. “Saber que voy a comer y que puedo pagar las cuentas”, dice entre risas, pero lo que realmente le llena el alma y “es muy lindo cuando los niños vienen al terminar la función y te piden fotos y te besan”, asegura este artista, que también ejerce con mucha pasión la docencia.

Chacho es el vivo ejemplo de que se puede vivir del arte en Paraguay, “yo todavía no me morí”, dice entre risas y habla sobre la falta de políticas culturales que garanticen la continuidad de los proyectos. “En Paraguay faltan tres cosas: educación, educación y educación, muchos le tienen miedo porque creen que van a ser arrebatados (...), la educación es lo que te eleva”, concluye con una voz que transmite paz.

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