El crecimiento del Paraguay de los últimos diez años estuvo fuertemente empujado por los vientos favorables que soplaron a nivel internacional y regional.
A nivel internacional, la política monetaria de los EEUU –que redujo sus tasas de interés a casi el cero por ciento– hizo que millones de dólares fluyeran a nuestra economía, generando aumento de los depósitos bancarios, expansión del crédito y un formidable auge inmobiliario.
Por otro lado, el vigoroso crecimiento de la China hizo que nuestra soja pasara de 160 a casi 600 dólares la tonelada, lo cual fue una explosión en el ingreso de dólares por las exportaciones, la expansión de la frontera agrícola y el desarrollo de numerosas ciudades del interior.
A nivel regional, los vientos también fueron favorables, porque Brasil, favorecido por las condiciones internacionales, tuvo un robusto crecimiento económico y fue receptor de grandes flujos de capitales provenientes del exterior.
Este enorme ingreso de capitales hizo que el dólar que estaba por encima de los 3 reales se desplomara a tan solo 1,5 reales, y esto hizo que los brasileños viajaran masivamente al exterior y compraran productos importados. De este auge se beneficiaron Ciudad del Este, Salto del Guairá y Pedro Juan Caballero.
Hasta la Argentina, que se encontraba en default en el 2001, comenzó a crecer aceleradamente, también gracias al boom de la soja y al incremento del gasto público del gobierno de Kirchner.
Esto permitió que muchos paraguayos migraran a la Argentina en busca de trabajo y de mejor protección social, trayendo como consecuencia un importante crecimiento de las remesas hacia nuestro país.
Todos estos vientos favorables son los que están cambiando; por suerte todavía suavemente a nivel internacional, pero lamentablemente, con mucha fuerza a nivel regional.
A nivel internacional, EEUU se está recuperando y lentamente su política monetaria se irá m normalizando hacia tasas de interés más altas, mientras que China se está frenando y su demanda de materias primas será menor.
Esto ya ha impactado en el precio de la soja, que del pico histórico de más de 600 dólares la tonelada, se ha reducido a menos de 400 dólares la tonelada.
Pero los fuertes vientos en contra vienen de la región, de nuestros dos grandes vecinos.
Argentina está en default, está en recesión, con inflación del 40% y a las puertas de una grave crisis cambiaria y de reservas internacionales.
El problema de Argentina lo siente Paraguay con el auge del contrabando, con el regreso de muchos compatriotas, con la caída de las remesas y con los atrasos en los pagos de los royalties de Yacyretá.
Brasil también está en recesión, con inflación del 6,5% que es el techo fijado por el Banco Central y el tipo de cambio ha pasado de los 1,50 reales por dólar a 2,24.
El problema de Brasil lo siente Paraguay con la reducción de alrededor de un 30% en las ventas en las ciudades de frontera y en la caída de los pedidos a las industrias maquiladoras, también en un 30%.
Por suerte, esta vez la crisis de los vecinos le encuentra al Paraguay muy fuerte. Tenemos altísimas reservas internacionales, recibimos mucha inversión extranjera, tenemos acceso al mercado financiero internacional y aún tenemos buenos precios para los productos de exportación.
Tenemos que seguir haciendo bien lo que hasta ahora hemos hecho bien: cuidando el equilibrio macroeconómico, promoción de la inversión extranjera y nacional y mantenimiento de un sistema impositivo simple. Pero tenemos que cambiar lo que hasta ahora hemos hecho mal, como nuestra escasa inversión en infraestructura física y social y el excesivo e improductivo gasto público.
Los políticos y los funcionarios públicos tienen que saber que la fiesta terminó y que es urgente la transformación del Estado, para que gaste menos e invierta más.
Y eso ya debe reflejarse en el Presupuesto 2015.