19 may. 2024

Importamos hortalizas por el fracaso de la política agrícola

Resulta absurdo que en un país que siempre se ha caracterizado por disponer de tierras fértiles en abundancia, en los últimos años se haya tenido que duplicar el volumen de importación de hortalizas y frutos frescos. Según expertos, este fenómeno marca el fracaso de la política agrícola del actual Gobierno, que privilegia un modelo económico concentrado en sectores intensivos de capital mientras abandona a la agricultura familiar, permitiendo que el Paraguay pierda soberanía alimentaria. Esto impacta fuertemente en la economía rural, contribuyendo a que aumente la pobreza, principalmente en el sector campesino. Urge revertir esta situación para que los pequeños productores hallen una salida a la condición de pobreza.

Históricamente, el Paraguay ha sido conocido como “el país de la naranjas”, sin embargo cada año debe importar gran cantidad de frutos cítricos de los países vecinos. En 2012 llegó a importar 31.653 toneladas de frutos cítricos y en 2015 fueron 32.303 toneladas, disminuyendo la cifra en el 2016, en que se importaron 14.956 toneladas.

En el rubro de las hortalizas y los frutos frescos, la compra desde otros países ha aumentado significativamente. En el 2012, nuestro país importó 48.422 toneladas de hortalizas y para el 2016 esta cifra llegó a las 85.100 toneladas, mientras que en el 2012 se importaron 11.416 toneladas de frutos frescos, rubro que en el 2016 alcanzó 25.449 toneladas.

Esta duplicación de la importación de dos rubros agrícolas que se podrían producir perfectamente en nuestro país, para abastecer al mercado interno e inclusive tener excedentes para la venta al exterior, obedece al fracaso de la política agrícola del actual Gobierno, según destacan varios expertos, ya que en los últimos años se ha venido privilegiando un modelo económico concentrado en sectores intensivos de capital, descuidando la agricultura más familiar o tradicional, que apunta al autoconsumo y la soberanía alimentaria.

Debido a la falta de apoyo gubernamental, la mayoría de los pequeños productores no pueden competir y lo que cultivan no les genera ganancias, por lo que se ven obligados a vender o alquilar sus chacras tradicionales, convirtiéndose en migrantes que se desplazan a las grandes ciudades, formando las villas suburbanas o los llamados cinturones de pobreza, o incluso migran a otros países, como Argentina o España, en busca de mejores oportunidades laborales. Según la opinión de los técnicos consultados por Última Hora, este fracaso de la política agrícola genera un aumento de la pobreza rural, que también cuenta entre sus causas con la no generación de empleos y falencias en la educación.

La Encuesta Permanente de Hogares, con datos oficiales dados a conocer recientemente, consigna que la pobreza en el Paraguay aumentó 2,2 puntos porcentuales, pasando de 26,6% a 28,8%, lo que significa que unas 1.949.272 personas viven en esta situación. La mayor cantidad de pobres se encuentran en el campo, totalizando 1.044.509, mientras que la pobreza extrema afecta a 320.069 pobladores rurales, los que representan el 82% del total de paraguayos que no logran cubrir una canasta básica de alimentos con sus ingresos.

Urge asumir esta situación y modificar la política agrícola, con un mayor respaldo a los pequeños productores, para que encuentren una salida digna a la situación de pobreza que aqueja principalmente al campo.

Más contenido de esta sección
Demasiados episodios grotescos en una semana como para no dedicarles unas líneas.
Tras las impactantes revelaciones que se obtuvieron con la operación Dakovo, que logró exponer tan explícitamente los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas, sobrevino una situación por de más escandalosa: la implicación de altos militares en actividades criminales. Esta fue sin dudas una dolorosa comprobación del elevado nivel de infiltración del poder mafioso dentro de las instituciones del Estado paraguayo. Además de ser profundamente vergonzoso, esto implica un ataque a la democracia.
El Congreso Nacional rompió récord esta semana con el proyecto de la ley de superintendencia; los senadores tardaron 15 minutos para aprobar; los diputados 11 minutos. En una convulsionada jornada, los diputados también aprobaron ley que suaviza penas para corruptos y los senadores salvaron al cartista Hernán Rivas, acusado de tener un título falso de abogado. Y como les quedó tiempo, también mutilaron la ley de puerta giratoria. Este es el espantoso combo navideño que el Parlamento le ofrece al pueblo paraguayo.
Los impactantes resultados de la operación Dakovo lograron exponer en forma explícita los alcances del crimen organizado en cuanto al tráfico de armas. En nuestro país, logró la detención de más de una decena de personas involucradas en un esquema de tráfico internacional de armas y una nota gravísima, entre los detenidos están un militar de alto rango así como ex funcionarios de la Dimabel. Es muy preocupante la manera en que la mafia y el crimen organizado están socavando nuestra soberanía y nuestra democracia.
No fabricamos armas, pero las comercializamos en cantidad industrial. No producimos cocaína, pero el país es depósito, ruta y puerto de embarque de cantidades industriales que llegan a los principales mercados del mundo.
Eduardo Nakayama abandona el PLRA. Solo y apresuradamente, dicen. Quién sabe. Explica que no ve ninguna posibilidad de que su partido pueda desprenderse de la infiltración cartista. Desde adentro ya no hay nada que hacer, sostiene.