26 abr. 2024

Importamos hortalizas por el fracaso de la política agrícola

Resulta absurdo que en un país que siempre se ha caracterizado por disponer de tierras fértiles en abundancia, en los últimos años se haya tenido que duplicar el volumen de importación de hortalizas y frutos frescos. Según expertos, este fenómeno marca el fracaso de la política agrícola del actual Gobierno, que privilegia un modelo económico concentrado en sectores intensivos de capital mientras abandona a la agricultura familiar, permitiendo que el Paraguay pierda soberanía alimentaria. Esto impacta fuertemente en la economía rural, contribuyendo a que aumente la pobreza, principalmente en el sector campesino. Urge revertir esta situación para que los pequeños productores hallen una salida a la condición de pobreza.

Históricamente, el Paraguay ha sido conocido como “el país de la naranjas”, sin embargo cada año debe importar gran cantidad de frutos cítricos de los países vecinos. En 2012 llegó a importar 31.653 toneladas de frutos cítricos y en 2015 fueron 32.303 toneladas, disminuyendo la cifra en el 2016, en que se importaron 14.956 toneladas.

En el rubro de las hortalizas y los frutos frescos, la compra desde otros países ha aumentado significativamente. En el 2012, nuestro país importó 48.422 toneladas de hortalizas y para el 2016 esta cifra llegó a las 85.100 toneladas, mientras que en el 2012 se importaron 11.416 toneladas de frutos frescos, rubro que en el 2016 alcanzó 25.449 toneladas.

Esta duplicación de la importación de dos rubros agrícolas que se podrían producir perfectamente en nuestro país, para abastecer al mercado interno e inclusive tener excedentes para la venta al exterior, obedece al fracaso de la política agrícola del actual Gobierno, según destacan varios expertos, ya que en los últimos años se ha venido privilegiando un modelo económico concentrado en sectores intensivos de capital, descuidando la agricultura más familiar o tradicional, que apunta al autoconsumo y la soberanía alimentaria.

Debido a la falta de apoyo gubernamental, la mayoría de los pequeños productores no pueden competir y lo que cultivan no les genera ganancias, por lo que se ven obligados a vender o alquilar sus chacras tradicionales, convirtiéndose en migrantes que se desplazan a las grandes ciudades, formando las villas suburbanas o los llamados cinturones de pobreza, o incluso migran a otros países, como Argentina o España, en busca de mejores oportunidades laborales. Según la opinión de los técnicos consultados por Última Hora, este fracaso de la política agrícola genera un aumento de la pobreza rural, que también cuenta entre sus causas con la no generación de empleos y falencias en la educación.

La Encuesta Permanente de Hogares, con datos oficiales dados a conocer recientemente, consigna que la pobreza en el Paraguay aumentó 2,2 puntos porcentuales, pasando de 26,6% a 28,8%, lo que significa que unas 1.949.272 personas viven en esta situación. La mayor cantidad de pobres se encuentran en el campo, totalizando 1.044.509, mientras que la pobreza extrema afecta a 320.069 pobladores rurales, los que representan el 82% del total de paraguayos que no logran cubrir una canasta básica de alimentos con sus ingresos.

Urge asumir esta situación y modificar la política agrícola, con un mayor respaldo a los pequeños productores, para que encuentren una salida digna a la situación de pobreza que aqueja principalmente al campo.

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