Darío Lugo
Con una inversión extranjera directa baja, respecto de otros países de la región, sería mejor dimensionar y visualizar que el mayor porcentaje de inyección de capital para mover la rueda de la economía paraguaya proviene, en esencia, de empresas locales radicadas en el país. Es el pensamiento que quiere enfatizar Carlos Jorge Biedermann, presidente de la Cámara de Anunciantes del Paraguay (CAP), a quien le preocupa que en el imaginario colectivo solo se piense en que los emprendimientos estén desembarcando desde afuera, siendo que en los últimos tres años el capital aportado por las compañías nacionales suma en total USD 6.000 millones. El dirigente empresarial conversa con ÚH para enfatizar que el empresariado local formal merece más atención de parte de las autoridades nacionales.
–¿Qué porcentaje es el calculado en cuanto a la participación de la inversión extranjera directa, dentro de los aportes para dinamizar la economía?
–Representa solo alrededor de 5% de las inversiones totales, por eso es importante que se dimensione la inyección de capital que se genera desde las propias empresas nacionales que están formalizadas en el país.
–¿A cuánto asciende el aporte de las empresas nacionales para dinamizar los procesos?
–Las firmas instaladas invirtieron en los últimos tres años casi USD 6.000 millones, y por lo mismo pretendemos que el Gobierno acompañe con infraestructura todo lo que haga falta para atraer más inversiones.
–¿Qué se podrá lograr con eso?
–Esa dotación de un más adecuado, escenario para desarrollar las actividades propias de un emprendimiento, es el mejor ejemplo para que otros imiten las inversiones que se están realizando. Si a nosotros nos va bien, otros que quieran incluirse en este proceso seguirán el modelo.
–¿Qué le aportan las empresas locales al ámbito de la economía?
–Las empresas instaladas y que están operando en Paraguay generan puestos de trabajo, invierten en innovación y capacitan a la gente. Es cierto que también existe mucha gente que apuesta a lo ilegal, entonces competimos entre desiguales. Pero en la medida en que todo se vaya formalizando, saldremos ganando todos.
–¿Cuál es el propósito del sector empresarial que está formalizado?
–Pretendemos escenarios en los que compitamos por calidad de gestión y servicios, y que el gobierno de turno ponga las condiciones adecuadas, ya que hay iniciativas que finalmente terminan no pagando impuestos y no tienen control de las instituciones públicas, no tienen a sus empleados en el Instituto de Previsión Social ni otros requisitos indispensables para operar correctamente en el engranaje económico. Así, se presenta una competencia desleal muy difícil de sobrellevar.
–Lo mejor es mantener la competitividad...
–Exacto. Observo con mucho respeto a las empresas que están peleando por mantenerse en el mercado, que son competitivas y que invierten, prestan dinero, se endeudan, pero para conseguir mejores horizontes. Hay que reconocer a esas empresas; tengo particular admiración hacia la gente con la que competimos todos los días.
–¿Qué referencias puede brindar hacia modelos como el de la maquila?
–Es interesante este formato para atraer inversiones, que llegan al país aprovechando oportunidades e incentivos por un tiempo. De todas maneras, es importante hacer que estas empresas que vienen motivadas por ciertas facilidades se queden en el país, aprovechen a largo plazo esas ventajas que tenemos a nivel impositivo y otros, y se integren al sistema empresarial que tenemos.
–Para que compitan en igualdad de condiciones...
–Sería lo ideal; es decir, hacer que luego de un tiempo se instalen definitivamente dentro de un sistema competitivo.
–¿Qué aporta, en esencia, este modelo de ensamble?
–Lo bueno de la maquila es que las empresas que están en este formato capacitan a la gente; ese es un gran legado. Lo interesante es que muchas de esas empresas que llegan puedan tener los incentivos específicos y se queden. Serán parte de una estructura empresarial competitiva.