En 2013 asistí invitado por el Sitrande a uno de sus congresos anuales de delegados de todo el país para hacer un análisis de coyuntura, como parte de su proceso de reflexión/organización sobre lo que estaba pasando en el país y lo que se venía. Entonces lo que dije fue controversial para uno de los sectores, que se mostró incómodo y molesto.
¿Qué había dicho?
En un momento del análisis de escenarios, me referí a la asunción del gobierno de Horacio Cartes y de su discurso claramente antisindical. Que por su práctica empresarial, su manejo deportivo y su conducta política era meridianamente visible que venía para desarticular organizaciones, violentar normas y leyes; y generar condiciones para poner en venta todo. Hablaba del riesgo de ataques directos a la ANDE como ente autárquico y clave en el campo energético para buscar desmejorarla, descapitalizarla y volverla apetecible por su bajo costo para cualquier capitalista.
Los antecedentes personales y corporativos de Cartes, su discurso despojado de cualquier base social o conducta respetuosa de la vida, la libertad y los derechos; y de ningún escrúpulo político, hacían sonar la alarma.
Les advertía a los amigos de Sitrande que ese era el momento de ponerse a blindar la organización y trabajar porque la empresa estatal no cayera en los pronósticos que pretendía el nuevo presidente de la República.
La experimentada dirigencia acusó recibo inmediato y amplió la lectura de coyuntura. Explicó a sus compañeros la dimensión del problema y las aristas del plan cartista. Un sector –evidentemente afín al partido alquilado por Cartes– dijo que no debía mezclarse política con sindicalismo; eludiendo la naturaleza política de todo sindicato y más aún que el Estado es una organización política que define políticas sobre la vida de la población desde sus autoridades.
A mediados de 2014 pregunté qué había pasado. La respuesta fue que estaban tratando de articularse. Ya habían aparecido los primeros ataques del cartismo hacia Sitrande y el ente.
Hoy, está más claro que nunca lo que Cartes y su entorno pretenden, con el anuncio de que mientras sigan los “privilegios” (derechos establecidos en el contrato colectivo de condiciones de trabajo) no elevará las tarifas, etc., en la ANDE, generando riesgo institucional y controversia entre la población y los funcionarios. El plan: Destruir el sindicato, liberar la empresa que decrece por incompetencia de sus directivos y privatizarla en el peor de los casos.
Cuando eso ocurra sí que la población va a querer controversiar sobre la ANDE, pero ya será muy tarde.