El dilema no es irrelevante: en este debate eminentemente político, la más alta instancia judicial del país puede derribar uno de los pilares de la ley, lo que conduciría al derrumbe de toda la reforma, que es el objetivo de la oposición republicana tanto en el Congreso como en el ámbito judicial. No hay 2 sin 3. “No piensen que será el fin de la trilogía, aún habrá más demandas contra el Obamacare ante la Corte Suprema durante décadas”, prevé el profesor de derecho Jonathan Adler. En junio de 2012, el presidente del máximo tribunal, el conservador John Roberts, salvó la ley in extremis, al sumar su voto al de los 4 jueces progresistas, que sostuvieron que la Corte no debía inmiscuirse en querellas políticas. En junio de 2014, los enemigos de la reforma ganaron una batalla cuando la Corte Suprema estimó que nada obligaba a un empresario a pagar medios anticonceptivos a sus empleadas si eso se oponía a convicciones religiosas. AFP