Juan Carlos Ginés, oftalmólogo del Hospital de Clínicas, refiere que los daños pueden ser atribuidos a la naturaleza del producto (componente químico), a la temperatura del mismo y a la fuerza con la que se impactan en los ojos.
“Una gran mayoría de estos productos tienen entre sus elementos gránulos de poliacrilato de sodio, un tipo de ácido, que al entrar en contacto con los ojos produce lagrimeo, congestión, dolor; fotocopia resultados de una conjuntivitis química, una queratitis, erosiones corneales o conjuntivales, y de acuerdo con el grado de lesión, las mismas pueden curar en un par de días sin mayores secuelas, pero en casos más graves pueden dejar cicatrices en la córnea, las cuales disminuirán definitivamente la visión en algún grado”, manifestó el galeno.
Igualmente se debe tener especial cuidado en evitar ingerir la espuma. En caso de hacerlo se debe recurrir al hospital o centro de salud más cercano.
Recomendaciones
Lo fundamental es que si estas espumas contactan con los ojos, lavarse urgentemente con mucha agua, y si se percibe una reacción alérgica, debe recurrirse al médico. Además, el lavado se debe realizar con los ojos bien abiertos, inclusive hasta los párpados, para lavar la sustancia que pueda quedar pegada a los mismos, y en caso de ser necesario, se sugiere utilizar un hisopo limpio.
Las lágrimas artificiales también pueden servir para remover el producto y lubricar la superficie dañada; posterior al mecanismo de primeros auxilios, se debe consultar con un especialista en oftalmología para una revisión correcta y diagnóstico. No se recomienda la automedicación, y en cuanto a las personas que usan lentes de contacto, se indica un retiro inmediato de los mismos.