La agobiante asfixia institucional que sufre la República empeoró con la decisión del Consejo de la Magistratura, que eligió terna para la Fiscalía General del Estado.
De 93 candidatos y mediáticas audiencias públicas, el Consejo decidió mantener el statu quo y eligió a miembros de la casa; al actual fiscal general, Javier Díaz Verón, quien pretende la reelección, y a las fiscalas Sandra Quiñónez y María Victoria Acuña.
Según la información oficial proporcionada por el organismo, la votación fue unánime. Un dato llamativo, sin duda, teniendo en cuenta que uno de los miembros es Claudio Bacchetta, hermano del senador disidente, Enrique Bacchetta. Su voto da legitimidad a una terna netamente cartista. “Yo participé de todo un proceso y puedo asegurar que la terna salió limpia, lo más transparente posible, ya que ellos tuvieron los votos suficientes para estar en la terna. No se recibió ningún tipo de presión”, declaró a una emisora.
El Consejo, al convocar a los postulantes, les vendió esperanza. Realizaron audiencias públicas, test de evaluación de personalidad, competencias e integridad realizada por una empresa internacional, la ciudadanía participó a través de denuncias y de 103, quedaron 93 postulantes, gracias a las observaciones realizadas. A esto se sumó la participación de un Tribunal de Honor, compuesto por respetados juristas: Enrique Sosa Elizeche, Luis Sosa Centurión, Rodolfo Gill Paleari, Sixto Volpe, Amparo Vda. de Paciello y Damián Pérez Azcona. ¿Estarán de acuerdo con la terna elegida?
Confiados, varios ex fiscales, ex jueces y abogados presentaron sus candidaturas. Nadie es tan ingenuo como para no saber que esos cargos están reservados para quienes mejor responden al poder político de turno, pero alguna luz de esperanza siempre hay cuando un organismo promete transparencia. Creyeron que al menos llegarían a la terna. Pero Cartes decidió jugar al extremo, sin riesgos.
Durante el largo proceso, incluso se mencionó una terna ideal: Ricardo Preda, José Ignacio González Macchi y Rocío Vallejo. Pero el jueves, cuando se trató en el Consejo, Carlos Cabrera, representante del Ejecutivo, bajó a la mesa los nombres que debían integrar la terna, con énfasis en las fiscalas.
EL FACTOR DÍAZ VERÓN. Apenas se dio a conocer la terna, se instaló la reelección de fiscal por su nexo político con el cartismo y su tibia gestión que tranquiliza a los poderosos. Sin embargo, su inclusión puede ser una jugada política. A nadie conviene un fiscal enojado que en el último tramo de su gestión desempolve expedientes. Tal vez allí esté la explicación de la exclusión de Ariel Martínez, hijo del ministro de Defensa, quien hizo méritos para ocupar el cargo, como la campaña por la reforma constitucional, cuyo único fin era la reelección presidencial.
DECADENCIA DEL CONSEJO. En sus inicios, este organismo tuvo una gestión que contribuyó a mejorar la Justicia, pero con el tiempo quedó entrampado en la lógica partidaria. Incluso perdió el necesario equilibrio político. Hoy, los representantes de las universidades, de los abogados no hacen sino consolidar el sistema que está matando la República. Del Congreso no se espera independencia. El senador Enzo Cardozo está procesado por corrupción y es miembro del Consejo.
¿De qué sirvieron las audiencias públicas, donde el 90% de los candidatos apuntaron como una de las debilidades fundamentales de la Fiscalía a la corrupción? ¿Cómo entonces integran la terna tres de la casa?
En aras de la transparencia, deberían publicar las razones de sus votos y los puntajes de los electos.
EL PROCESO. Ahora la terna está en manos de Cartes, que tiene 30 días para expedirse. Cualquiera que elija le garantiza una Fiscalía General sin sobresaltos. Dicen que buscará acuerdo sobre Quiñónez, o Acuña, y que su plan B es Díaz Verón.
Es un presidente en retirada y si su candidato presidencial no gana, sus días pueden convertirse en un largo peregrinar por los pasillos judiciales. Por ello necesita controlar el organismo.
El Senado debe dar su acuerdo. Si el llanismo sigue con su alianza carnal con Cartes, además de los dos oviedistas, el oficialismo tiene 20 votos. La gran incógnita es el Frente Guasu. Díaz Verón fue designado por Fernando Lugo, gracias a una jugada colorada que aprovechó el conflicto entre el PLRA y el luguismo en el 2011. Desde la izquierda hay duros cuestionamientos a la Fiscalía porque criminalizan la lucha social. Si fuera por sus bases, el Frente Guasu debe rechazar la terna.
La disidencia colorada se tomará su tiempo para analizar la cuestión.
Cartes tiene las de ganar en cualquier escenario. No solo juega con un trío de ases a la hora de elegir a su fiscal, además tampoco le afecta un escenario de conflicto de poderes si el Senado rechaza la terna. Un nuevo proceso llevará al menos seis meses y eso significa la permanencia de Díaz Verón por reconducción tácita.
El statu quo en su máxima expresión.
Ya sea con nuevo fiscal general, ya sea con viejo fiscal general.