Hace ya casi un mes y luego de los numerosos cuestionamientos a los irritantes privilegios que tiene un sector de los funcionarios públicos, el Poder Ejecutivo y el Congreso decidieron suspender el pago del aguinaldo extra.
Ahora, ya un poco más enfriada la polémica, los diputados –principalmente colorados– planean mantener este beneficio, aunque dijeron que se crearían “criterios de calificación”. Esto, para ver quién puede cobrar el aguinaldo extra y quién no. Excelente.
Basémonos en que este beneficio es un derecho adquirido que tienen todos los funcionarios públicos, sean nombrados, contratados, jornaleros, mensualeros, limpiadoras, guardias, directores, ministros, etc. Ahora califiquemos: ¿quién merece un aguinaldo extra?
¿Merece un funcionario que todo el día se la pasa sentado, con aire acondicionado, contando chistes en los grupos de WhatsApp y poniendo cara fea cuando algún osado visitante le pide algún favor? ¿O merece un recolector de basura, quien además de recorrer los barrios y soportar el fétido olor de la descomposición, el calor, el frío o la lluvia, debe trabajar sin guantes, sin zapatones ni uniformes?
¿Merece un aguinaldo extra un director, quien, además de su elevado salario, percibe cada mes bonificaciones, gastos por responsabilidad en el cargo y gastos de representación, entre otros? ¿O merece aquel funcionario que gana sueldo mínimo, que habitualmente se queda en la oficina después de su horario por la sobrecarga de tareas, pero no cobra horas extras y tampoco puede faltar un día al trabajo?
¿Merece una gratificación aquella secretaria que resalta entre todos por sus atributos corporales y que ingresó como personal de confianza del nuevo jefe, pero los memos internos que redacta dan lástima por los errores ortográficos y de concordancia? ¿O merece un médico de Emergencias que habitualmente debe hacer guardias de 24 horas, comprar sus propios insumos y salvarle la vida a aquellos que con su último aliento piden una intervención casi milagrosa?
El Gobierno tiene proyectado gastar el año que viene unos USD 177,6 millones en bonificaciones, paquete en el que está contemplado el pago del aguinaldo extra a los funcionarios públicos.
Es un hecho que el Congreso aprobará este presupuesto. Lo único que podemos esperar es que se apliquen los “criterios de evaluación” y el dinero no sea repartido bajo el principio del chonguismo.