Clarisa Enciso
@Encisoclarisa
El yoga tiene infinitos beneficios para la salud física, mental, emocional y espiritual. Esta disciplina fortalece los músculos, las articulaciones, aumenta la resistencia física, genera las tan anheladas hormonas de la felicidad y, por supuesto, ayuda a mejorar el descanso, el sueño.
Calma nuestro sistema nervioso. Con una práctica periódica de yoga podemos pasar de un estado emocional de alerta o ansioso, a un estado calmo, sereno, presente en el ahora.
Pero, ¿realmente cambia vidas? La respuesta es simple: ¡sí!; y de eso puede dar testimonio Vane Villagra, abogada de profesión y yogui por convicción y amor. Es magíster en Gobierno y Gerencia Pública e instructora de yoga de 200 horas de la Escuela de Yoga Bali Vedanta de Colombia.
“Conocí el yoga en el 2014, motivada por el estrés de la vida material y exámenes de la facultad. El yoga me llamó a mí y no al revés. Buscando una actividad donde encontrarme a mí misma, di con un evento organizado por Yoga Urbano”, manifestó Vane, a la par de asegurar que la disciplina le dio tanto, pero a la vez le quitó mucho.
“Recuerdo el primer día que pisé una sala de yoga, sola, sin media noción de qué haríamos, no sé cómo fue ni qué me llamó a ir (...) Solo sé que a partir de ese día mi vida cambió para siempre, entre mantras, posturas y la vibración del gong me eché a llorar, no entendí que pasaba conmigo, el corazón se sentía en casa y no quiso salir de ahí nunca más”, recordó.
UNA CURITA AL CORAZÓN
Vane Villagra reflexionó en que nadie te enseña cómo vivir, cómo responder, cómo afrontar y transmutar los contrastes del día, ya que nadie viene con un manual, pero que el yoga le mostró el camino de regreso a casa, esa que está dentro de uno mismo.
“El yoga me enseñó todo eso, desde el amor, desde la calma. Puede pasarme de todo, e, incluso, me pasó de todo, pero yo siempre voy a buscar volver a casa, y casa soy yo, estando en calma. Casa es mi unidad con Dios. Casa es saberme amada, segura y sentirlo en cada celulita de mi ser”, refirió.
De una manera increíble y extraordinaria, la vida le enseñó a esta mujer a vivir de una manera diferente a la que conocía, lejos del estrés del día a día, del agotador, pero hermosa labor de madre, hija y hermana.
“Déjenme decirles que esto que yo describo es la manera en que deberíamos intentar vivir. Es decir, debería ser nuestro estado natural. Esto debería ser tan ordinario como respirar. Y de hecho que todo esto se centra en nuestra manera de respirar”, asegura.
HISTORIA DE VIDA
La historia de vida de Vane no ha sido fácil. Vivió un embarazo en solitario, entró en trabajo de parto y dio a luz a un bebé también sola, tanto que le tocó cortar el cordón umbilical de su hijo.
“Pude vivir ese proceso tan sensible para una mujer, con la ilusión, la presencia y la energía que se requiere. Estoy criando a un bebé sano, feliz e increíble. Parecen sucesos normales y funcionales de toda persona; sin embargo, no lo hubiera logrado de esta manera sin mis prácticas diarias de yoga. Toda mujer necesita unos minutos para volver a arrancar”, manifestó.
Recordó que haber conocido la práctica del yoga y sus beneficios le permitió ser consciente de que pueden suceder innumerables cosas afuera, pero que se tiene a ella misma.
“Me respaldo, me cuido y escucho. Intento ser un hogar para mí misma. Y eso lo logro extendiendo mi Mat, mi tapete. Donde sea. Mi corazón siempre sabe cómo volver, mi corazón siempre sabe el camino de regreso a casa”, sentenció.
