Jorge Paredes
CAACUPÉ
Más de un centenar de vendedores informales están “en pie de guerra” contra la disposición de la Municipalidad de Caacupé de desalojarlos de las calles del entorno de la basílica santuario de la Virgen de Caacupé. La medida dispuesta por la administración comunal entrará en vigencia a partir del 28 de noviembre, día de inicio del novenario en honor a la Virgen Serrana.
De acuerdo con los trabajadores informales que se manifestaron frente al Teatro Municipal de la capital espiritual, los vendedores caacupeños no son el problema durante la festividad mariana, sino aquellos que en los días centrales aparecen y sin pagar nada a la Municipalidad, ocupan las veredas de la Basílica Menor. El domingo último, vendedoras de chipas y de otros productos comestibles ocuparon la vereda del templo. Así también ofertaban objetos de piedad se ubicaron en la acera del Santuario o ingresaban a la explanada durante el desarrollo de la misa. A raíz de esto, el municipio les notificó que ya no podrán ubicarse en las calles adyacentes. Nimia Acosta, una de las afectadas, manifestó que el año pasado trabajaron muy bien respetando las medidas dispuestas por las autoridades eclesiásticas y comunales. “Es injusto que todo el año trabajamos bien, respetando siempre el lugar santo, pero justo ahora que vamos a ganar un poquito más nos quieren sacar de nuestros puestos”, señaló. Mirta Josefina Ovelar sostuvo que están dispuestos a respetar la vereda de la Basílica, pero que quieren ubicarse en medio de la calzada que rodea el lugar. “Ahora ni siquiera quieren que ocupemos la calle adyacente al Santuario porque no quieren vendedores en la zona”, indicó.
Miguela Ruiz Díaz, vendedora de chipa, dijo que todo el año esperan que llegue el novenario para poder juntar un poco de dinero para los gastos de la navidad, los reyes, y para el inicio de las clases en el 2024 y ahora se encuentran con la desagradable sorpresa que deben abandonar sus lugares de venta, con el riesgo que en los días centrales ocupen otros informales.
Los afectados por la medida señalaron que el año pasado ocuparon un puesto de 1x1 m² pagando la suma de G. 250.000. Señalaron que este año deberán pagar el mismo monto, pero arrinconados en las esquinas de las calles del entorno de la Basílica y que allí no podrán recaudar como los años anteriores.
El intendente Diego Riveros se mostró abierto a dialogar con los vendedores afectados por la medida. Refirió que todos los años se suele presentar este inconveniente con los trabajadores informales de la zona sacra, pero que siempre pudieron zanjar el problema mediante la conversación.