24 abr. 2024

Una curita

Hay gente que a cada solución plantea un problema. Pero también hay los que pretenden resolver cada problema con una curita.

La curita, esa tira adhesiva sanitaria, también llamada apósito, tirita o parche es muy útil para nuestros gobernantes, políticos y expertos todólogos. Ante cada problema, ninguno de los mencionados plantea soluciones, solamente curitas.

Rejas. Uno de los más hermosos edificios de Asunción es el del Ferrocarril. La que alguna vez fue estación central es patrimonio histórico, diseñado por los arquitectos Alonso Taylor y Alejandro Ravizza.

Muy recientemente el emblemático corredor fue enrejado en su totalidad, para evitar que el sitio sea utilizado como refugio por personas en situación de calle. Como sabemos, este espacio era utilizado por familias indígenas que suelen acampar en el centro de la ciudad. El enrejado, según el discurso, es para salvaguardar la instalación. ¡Ja! Como si a alguna autoridad le importara nuestra herencia cultural.

Se trata en realidad de un poco de aporofobia, pero por sobre todas las cosas es la profunda inutilidad de los inútiles a los que pagamos un salario para que gobiernen este país.

Las rejas son una curita.

Los indígenas y los miserables que viven en la calle que se joroben, ya que ni al Gobierno, ni a la Municipalidad, ni a los parlamentarios, ni a los líderes políticos, ni a las 956 personas que quieren ser presidente en 2023 les importa. Nadie, ninguno de ellos y ellas sabe qué hacer con los indígenas. Y si al presidente Abdo le interesara aunque sea poquito, no habría nombrado al frente del Indi a una persona que no entiende del tema.

Por eso, los indígenas, los más pobres entre los pobres, seguirán viniendo a la capital a mendigar un poco de atención; y los odiadores de pobres tendrán que poner rejas en los accesos de la ciudad, porque ellos seguirán llegando.

Buses eléctricos. Un tema que fue hartamente debatido fue el del caos del tránsito, y como consecuencia del aumento del precio del combustible ahora resulta que la solución sería comprar buses eléctricos, lo cual no es tan simple porque hace falta una megainversión para la cuestión eléctrica.

El punto es que, absolutamente nadie, especialmente ninguna autoridad, se ha planteado ver el bosque más allá del árbol. No se trata solamente de que vos puedas llegar más rápido a tu trabajo, en tu auto, por caminos sin baches y sin embotellamientos, sino que Asunción y todas las ciudades del país tengan lo que se llama una movilidad sostenible.

Este problema no se va a solucionar llenando las calles con buses eléctricos, pues ni siquiera tenemos un sistema de transporte. Lo que hay son unas empresas privadas que brindan un servicio horrible para el transporte de las personas, personas a quienes no respetan, y que por cierto tampoco le importan al Gobierno.

El empresario dice que pierde plata y entonces hay que buscar más plata para subsidiar lo que sea, pero nunca nadie se ha planteado que necesitamos un sistema para movernos cómodamente y sin contaminar tanto, porque esto ya es un kilombo.

Sustentable es que la ciudad esté bien organizada y su población pueda optar por varios tipos de transporte, no solo los buses eléctricos. La gente tiene que poder caminar, pero las veredas están todas rotas; la gente tiene que poder salir con la bicicleta sin que eso sea visto como un intento de suicidio, como ahorita mismo. La gente tendría que poder optar por subir a un micro, o al Metrobús, o al tranvía (que bien podría haber sido una atracción turística), al tren de cercanías que bien puede traer mucha gente desde Cordillera o más; al transporte fluvial e incluso podría elegir usar su auto.

Pero no, eligen hablar del imposible bus eléctrico como una curita, y al final seguiremos todos embotellados en una ciudad que ya no da más.

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